La inmigración tiene nombre y apellidos. El drama que conlleva dejar sus casas, a sus familias y dejar su vida en África para intentar construir una nueva en Europa tiene historias detrás de jóvenes que se lanzan al mar con esperanza, pero sin muchas certezas. Y muchas de esas aventuras sin noticias nuevas, con amigos y familiares a la espera de una llamada o un mensaje.
Es el caso de Othman y otros dos chicos más, a los que esperan en Alhucemas, ciudad del norte de Marruecos desde la que salieron el pasado 11 de octubre. Desde entonces -van ya 10 días- no se sabe nada de ellos. Cuenta un amigo de Othman, que explica que los otros dos jóvenes podrían llamarse Hamza y Al-Wahid, salieron en una moto acuática, pero no saben "si llegaron o se ahogaron". La desesperación le lleva a pensar que es uno de los protagonistas cada vez que encuentran una noticia de un inmigrante fallecido, como ha sido el caso este miércoles en Ceuta, donde se ha encontrado el cadáver de un joven en la playa de la Ribera.
Hace diez días que estos tres jóvenes salieron desde Alhucemas con el objetivo de llegar a las costas andaluzas. Así se lo contaron a sus amigos, de los que uno de ellos se ha puesto en contacto con este periódico. "Sus padres están en muy mal estado y no han recibido ninguna información sobre ellos", cuenta este amigo, reflejando a la perfección lo que supone el sufrimiento de una familia cuyos hijos no saben que han sido de ellos, si han podido cruzar el mar con éxito o si se han quedado tristemente por el camino.
Othman, Hamza y Al-Wahid serían los protagonistas de un nuevo drama en las aguas del Mediterráneo que ven al frente, muchos kilómetros al frente, un futuro mejor. No piensan en las repercusiones que pueden dejar en Marruecos, así como tampoco en lo que supone poner en riesgo sus vidas.
"Son nuestros amigos, son nuestros vecinos", explica este amigo de Othman para simbolizar que quienes ahora han desaparecido tienen nombre y apellidos, no son simples cifras que el mar deja por el camino o, en el mejor de los casos, alcanzan la costa para ser apuntados también en las estadísticas de llegadas de inmigrantes.
"No supimos ni sabemos nada de ellos hasta ahora. No sabemos si estaban bien o no, si se ahogaron en el mar o llegaron a España. No sabemos nada", finaliza, pidiendo ayuda para encontrar a tres jóvenes a los que los sueños les llevaron de África a Europa sin saber aún si lo consiguieron cumplir.