Un territorio español sorprendente por su conectividad, su valor estratégico y su limitada población. Se encuentra entre Europa y Marruecos, vigilado por militares, sometido a una fuerte presión migratoria y con un ecosistema protegido que lo convierte en un enclave clave del Mediterráneo. Podría parecer una descripción de Ceuta... pero no lo es.
En realidad, hablamos de la isla de Alborán, un islote de soberanía española que se localiza a unos 55 kilómetros de las costas marroquíes, a 85 de la provincia de Almería y alrededor de 100 kilómetros al noreste de Melilla. Con solo 660 metros de largo, este pedazo de tierra aparentemente insignificante se ha consolidado como un punto de referencia para la seguridad marítima, la vigilancia militar y la protección ambiental en el Mediterráneo occidental.
Desde 1997, una unidad estable de la Armada Española se encarga de custodiar el islote. Son 11 militares, rotando en estancias de cuatro semanas, quienes residen allí para garantizar la soberanía del espacio, colaborar con la Guardia Civil en operaciones de rescate y salvamento, y preservar un entorno natural de enorme riqueza biológica, tal y como informa José Manuel Nieto para COPE, cuya delegación en Ceuta conforma Grupo Faro.
Durante una visita oficial en marzo, la ministra de Defensa, Margarita Robles, destacó la relevancia del destacamento y definió Alborán como “un punto neurálgico para la defensa nacional y el control del tráfico marítimo”. A partir de entonces, se incorporó el buque Arborme, proporcionado por la Secretaría General de Pesca, que refuerza la vigilancia de la Reserva Marina Isla de Alborán y mejora la capacidad de respuesta en la zona.
Un punto caliente en medio del mar
Pese a su pequeño tamaño, Alborán es una pieza clave dentro del tablero diplomático y militar que une a España, Marruecos y EEUU. En los últimos seis meses, el islote ha recibido la llegada de al menos 20 narcolanchas con un total de 518 inmigrantes a bordo, entre ellos 31 menores y 23 mujeres. Las mafias del tráfico de personas aprovechan su cercanía al continente africano para desembarcar allí, sabiendo que pisan suelo español.
La reducción de medios de Salvamento Marítimo ha obligado a los militares a asumir tareas humanitarias prolongadas, prestando asistencia durante días o incluso semanas con recursos limitados. Por ello, Defensa ha iniciado la construcción de una instalación que permita acoger temporalmente a las personas rescatadas hasta su traslado a la península.
Al mismo tiempo, al otro lado del Estrecho, Marruecos y EEUU están llevando a cabo las maniobras militares 'Arcane Thunder', centradas en técnicas de guerra electrónica. Este ejercicio —el primero de este tipo en territorio marroquí— incluye el uso de drones, sistemas de ciberdefensa y tecnología punta, con participación también de tropas británicas y alemanas.
Estos movimientos subrayan la importancia geoestratégica de la isla de Alborán, que no solo está próxima al norte de África, sino también a unos 307 kilómetros de la Base Naval de Rota, punto crucial para las operaciones de la OTAN y Estados Unidos en el Mediterráneo y Oriente Medio.
Un santuario natural en zona militarizada
Aparte de su relevancia militar, la isla es también un valioso enclave medioambiental. El Paraje Natural de Alborán alberga una biodiversidad excepcional, con especies protegidas como el delfín mular, el coral rojo o el calderón común. Su riqueza biológica obliga a aplicar estrictas medidas de conservación y a controlar cualquier actividad en sus aguas.
Lo que a simple vista podría parecer una roca perdida en medio del mar es, en realidad, uno de los espacios más estratégicos del Mediterráneo. Aunque solo viven 11 personas, la isla de Alborán concentra intereses migratorios, ecológicos, militares y diplomáticos que desbordan ampliamente sus limitadas dimensiones geográficas.