La odisea de los inmigrantes hacia Europa para conseguir una vida mejor ofrece dos caras de una misma moneda: la que termina con su vida en el intento o aquella, afortunadamente más amable, que les ofrece la posibilidad de, al menos optar a vivir al otro lado del continente. La labor de la salvamar Gadir es la que hace realidad esta última, la efectividad en cada una de sus salidas es determinante para que las cifras de inmigrantes que llegan sanos y salvos a tierra puedan ser una realidad. La decisión de ubicar la base del Gadir en nuestra ciudad ha sido todo un acierto porque esta decisión, sumada a la profesionalidad de los integrantes de la embarcación, hace que un rescate en alta mar se traduzca en vidas salvadas. Curtidos en estas tareas, a veces muy dolorosas, por el estado en que llegan los inmigrantes, ha hecho de estos profesionales unos auténticos héroes anónimos que consiguen que no se incrementen las cifras de fallecidos.