Las costas ceutíes volvieron a ser ayer escenario de auténticos dramas. La Guardia Civil fue clave a la hora de rescatar con vida a los 15 subsaharianos que ocupaban, hacinados, la embarcación con la que pretendían llegar a la península. Entre los inmigrantes, un rostro: el de Kazy, una joven embarazada de ocho meses que tuvo que ser rescatada por los agentes, sacada del agua entre varios efectivos que la ayudaron a entrar en calor. La historia de esta mujer representa algo más que la lucha emprendida por miles de inmigrantes que escapan de África por intentar conseguir una vida mejor. Kazy la quiere para ella, pero también para su hijo. Eso le dio fuerzas para escapar de Marruecos, a la desesperada, emprendiendo una travesía que podía haber sido fatal. Pero Kazy, al igual que sus compañeros, tuvo suerte. Hoy está a salvo, en el Hospital, esperando el nacimiento de su hijo; ya está teniendo contracciones de parto y los médicos temen que se adelante. Hoy la historia termina con final feliz, se burla a la tragedia, el servicio se ha saldado como siempre se desea: con los inmigrantes a salvo y con una futura vida por llegar que vendrá protegida. Como éste son muchos los servicios que realiza la Guardia Civil contando con el apoyo de entidades humanitarias como Cruz Roja que siempre están ahí para atender al que, sin papeles, llega a este lado de la frontera, el de las oportunidades. La vida está vez ha triunfado sobre la muerte. Todos lo han conseguido.