Así se verán los restos del yacimiento de Huerta Rufino cuando las obras de la biblioteca hayan concluido. Los ceutíes que acudan a la Biblioteca una vez esté concluida podrán deleitarse con estos restos medievales desde tres niveles de la biblioteca: la planta baja, el primer piso, y el segundo piso.
“El yacimiento está en ladera. Nada más entrar, el visitante verá un espacio abierto, a la vista, y una pequeña área de exposición”, explica Ángela García de Paredes, una de los dos arquitectos que han participado en el diseño de la Biblioteca de Ceuta, que el 22 de febrero puso su primera piedra. “Los restos comienzan a la altura del visitante, y luego van subiendo, por lo que serán visibles desde otras plantas”, aclara la arquitecta.
Durante la obra, los restos gozarán de protección suficiente, no sólo contra la lluvia y el viento, sino contra el trabajo habitual de las obras. Esto será posible gracias a unos tableros y a “unos bloques de poliespán, unos plásticos, y una madera hidrófuga”; es decir, que, aunque se moje, no se estropeará. Todos los elementos son habitualmente usados para este tipo de protecciones. De este modo, el yacimiento quedará invisible durante meses, hasta que la Biblioteca se encuentre en un avanzado estado de contrucción, puesto que Huerta Rufino será lo último que se acondicione antes de su apertura al público.
Las obras, comenzadas hace menos de un mes,tienen un plazo de ejecución de dos años. Si los plazos se cumplen, como está previsto, será al final de esta obra cuando los restos medievales asomen a la luz. En ese momento, las obras de construcción serán sustituidas por las de musealización. Una iluminación especial, carteles señalizadores de las características de cada zona, y, por supuesto, se limpiarán después de casi dos años en los que Huerta Rufino habrá permanecido oculta de la luz del sol.
El yacimiento se compone de restos medievales árabes, de la época meriní, en el siglo XIV. Son, en su mayoría, viviendas abandonadas tras la conquista de Ceuta por parte de los portugueses.