Las dimensiones del incendio ocurrido en García Aldave en los últimos días, que ha arrasado más de 30 hectáreas de bosque, tiene que ser analizado desde un prisma diferente al de otros fuegos forestales pero sin cargar de buenas a primeras contra el Ejército. A la espera de conocer por qué unas prácticas militares de tiro, que son habituales, han originado el fuego (explicación que corresponde dar a la Comandancia General de Ceuta) debemos ser prudentes y responsables a la hora de señalar culpables.
Resulta chocante que colaboradores de las autoridades civiles, en casos de graves riesgos, catástrofes o calamidades y otras necesidades, se vean envueltos en esta desagradable situación que, según parece, pudo haberse producido por el cúmulo de varias circunstancias adversas durante los ejercicios, entre ellas un terreno seco y el fuerte viento.
De la buena preparación y formación de nuestros militares pocas dudas hay y como ejemplo de efectividad está precisamente la UME (Unidad Militar de Emergencias) que en este y otros sucesos acaecidos tanto en el monte como en la ciudad, han actuado con rapidez y eficacia.
Quizá ha llegado el momento de que los técnicos del área de Medio Ambiente de la Ciudad Autónoma y del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, den un punto de vista real y práctico, con pequeñas observaciones y sin limitaciones, de cómo debemos cuidar nuestros montes, cómo tenemos que conservar la naturaleza y, en definitiva, cómo prevenir, aplicando correctamente una guía y un protocolo, estos desastres. Muchos son los que opinan que el incendio pudo evitarse y desde ese foco de actuación hay que comenzar a abordar el asunto con seriedad desde las instituciones y con el consejo de expertos.
Independientemente de la gravedad del suceso, C’s tiene claro que las Fuerzas Armadas sirven y asisten en casos de grave riesgo a la población, aportando medios humanos, materiales, conocimiento y logística, no sólo en fuegos forestales sino también en otro tipo de alertas relacionadas con fenómenos meteorológicos adversos, inundaciones, acogimiento de personas, inmigración, fronteras, así como con su labor de apoyo a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Todavía recordamos la intervención de la guarnición militar de Ceuta en el incendio de 1982, en el campo exterior de la ciudad, que se saldó con un muerto, el soldado Antonio Cueto, y su acompañante herido.
C’s también valora la decisión del Ejército de adquirir el compromiso de realizar los trabajos de repoblación que sean necesarios cuando las circunstancias lo permitan.