El estrenado ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, dice que va a reforzar las puertas del vallado y va a prometer más vigilancia. Dice además que va a pedir “más colaboración de la Policía Local”. Habrá sido un lapsus ministerial, el mismo que le llevó a decir el pasado viernes que tras la entrada por el perímetro la mayoría de los inmigrantes “estaban detenidos”. Será que le pasan ‘la chuleta’ con erratas, porque ni la Policía Local tiene competencias para colaborar con la Guardia Civil en inmigración ni a los inmigrantes se les detiene cuando ya han pasado a Ceuta. Al menos ahora. Porque los tiempos de las maldades, del pasarse las leyes por donde uno quisiera, del utilizar a los agentes del Servicio de Información como ‘lavanderas’ de delegados ya, afortunadamente, pasaron a la historia. Y aquí, señor Zoido, a los inmigrantes no se les puede detener, se les tiene que atender.
Zoido se llena de gloria anunciando las medidas que no se atrevió el secretario de Estado, quien debió quedarse maravillado mientras el capitán de la Benemérita le mostraba las “armas sofisticadas” con las que cientos de inmigrantes pillaron en calzones a la Guardia Civil. Así que, en vez de contar la verdad de lo que está pasando, promete fortalecer puertas, vigilar más e intensificar el control en algunos puntos. Zoido no habla de cómo se utiliza a los GRS para ordenar filas de porteadoras en una playa usurpada a los ciudadanos por orden de la Delegación del Gobierno, en vez de estar de forma permanente en el perímetro. Eso no interesa. Zoido tampoco habla de la crítica de AEGC sobre por qué el servicio de Información no sabía del intento de entrada de tanta gente, ¿será que los estarán utilizando para memorizar matrículas de coches patera? Zoido ni siquiera pregunta por el número de guardias que había esa noche en el perímetro y cuántos fueron los que se ‘tragaron’ la entrada masiva hasta que llegó el resto del personal. Porque claro, sabrá Zoido que los guardias no se estiran, que hay los que hay, y que si hay que parchear un puerto que está perdido poniendo actuaciones en marcha que no sirven para nada y hay que controlar una frontera tercermundista ordenando porteadoras en zonas que no debieran haberse habilitado nunca... después pasa lo que pasa.
Pero no. Zoido promete, promete y promete tropezando en las mismas piedras que otros delegados, creyendo que la inmigración termina, desconociendo el motivo por el que tanta gente busca acceder a Ceuta y de qué manera lo hace, dejando pasar por alto que hace solo una semana se efectuaron batidas duras trasladando camiones enteros al desierto.