No recuerdo que haya hablado antes, al menos de forma tan concreta y ante un público selecto y conocedor de la cuestión como lo acaba de hacer ayer, 24 de Junio, ante los componentes del XV Curso de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas.
Hacía mucha falta esa transmisión del pensamiento del Presidente del Gobierno, ante un grupo de personas que tienen como misión fundamental vivir lo que es la Defensa de la Nación y saber de las necesidades que ello requieren. La Defensa es continua acción aunque las armas se mantengan en silencio, si bien con la capacidad de romperlo cuando la Nación lo necesite. Es una puesta al día que debe llevarse a cabo permanentemente, sin espacios de inactividad que suponen el olvido de su misión.
“Saber donde se está, hacia donde se quiere ir y aventurar razonablemente cómo se puede llegar y, por supuesto, no aceptar presiones de nadie" Esas fueron las palabras de una frase del Presidente del Gobierno que necesitan ser analizadas con exactitud, pues son muy concretas y señalan unas cuestiones que, cada una de ellas, requieren una política de acción clara y concreta. Saber donde se está es algo que obliga a una labor conjunta del Gobierno y las Fuerzas Armadas; al Gobierno antes que nada porque es el responsable directo de las relaciones con otros Estados a su más alto nivel y el mantenimiento de la actividad que sea necesaria para el debido equilibrio mundial. De ahí saldrán las conclusiones de saber donde está Defensa para poder cumplir lo que se le pida..
Lo mismo se puede decir, aunque de forma mucho más concreta, de las palabras “hacia donde se quiere ir” , pues es el Gobierno, indudablemente, el que sabe - o debe saber - cuales son los objetivos de la Nación y sus compromisos con otros Estados para una determinadas acciones. Debe existir una fuerte y permanente acción conjunta entre el Presidente del Gobierno y sus componentes con el más alto representante de Defensa en ese Organismo y éste es el que ha de recibir la directriz de “hacia donde se quiere ir” para estudiarla debidamente con los Organismos competentes de las Fuerzas Armadas. Conviene señalar que, a mi juicio, esas acciones deben ser permanentes, sin solución de continuidad en el tiempo.
“Aventurar razonablemente como se puede llegar” ya es una cuestión que está completamente ligada a las dos anteriores; es una consecuencia directa de la atención que a lo largo del tiempo se haya dedicado a la Defensa y vivir, día a día, las variaciones de la posible amenaza exterior. Defensa no puede ser tratada como algo a lo que se recurre cuando aparece una amenaza. Ésta, cualquiera que sea, debe formar parte importante de la labor de Gobierno de la Nación, saber qué le puede amenazar y tratarlo desde sus orígenes con quienes pueden y deben estar preparados para dar la respuesta adecuada. Pero no se olvide que es una labor que no debe tener periodos de olvido o de segunda clase. Es de primer orden y debe mantenerse siempre.