De Mohamed Alí el político he escrito ya unas cuantas opiniones. Buenas y malas. Porque ha habido propuestas de Caballas y, antes, de la extinta UDCE que nunca me parecieron oportunas. Otras, por el contrario, las aplaudí. Esta semana, en uno de esos plenos que nos han vuelto a llevar a portada de medios nacionales debido al comportamiento de una panda de diputados que no hacen sino prostituir el arte de la política, a Mohamed Alí se le llamó traidor. Así, como si nada. Traidor. A estos paracaidistas de la política cobijados en Vox les convendría mirar hacia atrás y ver de lo que fueron capaces Mohamed, Abselimo y Abbas cuando sacaron adelante la UDCE y consiguieron una representación más que aceptable en la Asamblea. Después, con Caballas, Mohamed fue evolucionando y lo hizo con gestos tan simbólicos como aquella entrega de flores a la Patrona, lo que le valió duras críticas entre algunos sectores llegando a elevarse al nivel de amenazas. Mohamed consideró que debía hacer ese gesto y lo hizo, como tantos otros que muchos recordamos y que sirvieron para abandonar complejos.
Ahora, años después, un diputado en pañales erigido en una especie de mascota de Abascal el mentiroso, se atreve a llamarle traidor. Estas son las consecuencias de llegar de nuevas a un ámbito sin tener ni la preparación, ni la educación, ni las formas para hacer la política que todos hemos conocido. Estas son las consecuencias de llegar a un ámbito solo con ganas de reventarlo para, cuando uno se quema las manos, venir pidiendo respeto.
Llamar traidor a Mohamed Alí no constituye solo el minuto de gloria de quien solo sabe hacer payasadas, llamarle traidor es no tener idea de lo que ha sido la trayectoria de un diputado que se atrevió a ser la cabeza de un proyecto político distinto en un momento en el que había que ir abriendo puertas para lograr pequeños retos con vistas a que esta ciudad empezara a dejar de mirarse al ombligo en muchos aspectos, sobre todo culturales y sociales. Se ve que algunos se han propuesto destruir lo conseguido y convertir la política en una pista de discoteca. Es el legado que dejarán.
Comparto cien por cien el artículo y sobre todo lo referente a los paracaidistas de la política y lo lamentable es que lo votaron más de 12.000 ceutíes, representan estos individuos de verdad a los Caballas....puede ser por ignorancia...por despecho....por ofuscación en un momento de crisis ....confiemos que esto responde a un momento puntual ya que de no ser así, tenemos un futuro bastante incierto y no por nosotros que estamos curados de espanto, sino por nuestros descendientes.