Participaban en un grupo de WhatsApp llamado 123. Ahí se comunicaban con el “patrón”, alertaban si veían a la Guardia Civil y organizaban los pases de droga desde Ceuta a la Península.
Así fue hasta que en julio de 2023 la Benemérita terminó con su negocio, logrando el decomiso de media tonelada de hachís en la zona conocida como las piscinas del Sarchal y deteniendo, en el momento, a varios de los implicados.
Una investigación posterior dirigida por la Policía Judicial permitiría dar con el resto, aunque se sigue buscando a quienes, estando identificados, siguen burlando la acción judicial.
Seis acusados en este procedimiento seguido por la comisión de un delito contra la salud pública han sido condenados. Dos, los que estaban presos por esta causa, seguirán entre rejas al habérsele impuesto por la magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 1 una pena de 4 años y 1 mes de cárcel.
Los otros cuatro han sido condenados a dos años de prisión, pero dichas penas quedan suspendidas durante un periodo de 2 años con la advertencia de no delinquir, tal y como han confirmado fuentes judiciales a El Faro de Ceuta.
“La goma sale de la lonja chicos”
Así se da carpetazo judicial a una de las operaciones antidroga más destacadas de las desarrolladas por la Policía Judicial del Instituto Armado, cuyos agentes siguieron el rastro que siempre dejan los delincuentes en su trayectoria gestada al margen de la ley.
Lo que en un principio fue un servicio antidroga, al abortarse la entrega de media tonelada de hachís a una narcolancha que se había aproximado a las costas del Sarchal, terminó con una investigación de envergadura ya que los narcos compartían información en un grupo de WhatsApp que terminó siendo una auténtica trampa para todos ellos.
“Ya está, patrón”. “Avisa si ves algo, tienes que avisar cuando aún estén lejos, amigo”. Estas fueron las primeras indicaciones compartidas a primera hora de la mañana de ese 3 de julio de 2023 por los participantes en el grupo 123.
Algunos tenían la encomienda solo de informar si veían a la Benemérita, otros de vigilar, también había quienes ejercían de cargadores de fardos de hachís o facilitaban la entrega. Pero todos ellos tenían un rol asociado al narcotráfico.
“Chicos, dos patrullas bajan a tope”, alertaron los componentes del grupo el día del operativo de la Benemérita. No sabían que iba a terminar por llevarlos detenidos, con los grilletes en las muñecas. “Cuatro, bajan dos más”. “La goma del 3 sale de la lonja chicos”, apuraba otro de los componentes a quien se le encomendó rastrear los movimientos de las embarcaciones oficiales atracadas en el puerto de pescadores.
“Por el Recinto viene un jeep, baja por Patio Castillo… Los picolos están bajando por la universidad, chicos quien los vea que avise, han sospechado algo tío”, agregaban. “A lo mejor se han dado cuenta, hijos de puta, van directos”.
Y claro que se dieron cuenta, como que fueron directos al escenario del delito y lograron, en ese momento, arrestar a 3 personas, pero también intervenir sus teléfonos móviles que les sirvieron para continuar investigando dirigidos bajo la instrucción del Juzgado número 4.
Rastreando los movimientos
La Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil rastreó los movimientos de quienes sabían desde el primer momento todo el proceso del operativo hasta dar con ellos.
Se investigó tanto la ubicación de todos los participantes como también sus movimientos y los comentarios activos en el grupo de WhatsApp.
Todos los investigados participaron en ese foro, pero además estaban el día de los hechos en Ceuta ya que el análisis de ubicación de sus teléfonos móviles no ofrecía dudas sobre su situación.
La combinación de todos esos factores armó lo que ha servido para que la Fiscalía pudiera formular acusación que ha derivado en esta sentencia condenatoria.