Siento un gran malestar, lloro de mi gran dolor, el que me produce ver a nuestro Señor, en esa cama donde ha quedado tras su pasión. La muerte no es el final, tampoco el principio, es donde cada humano debe de llegar, tras el paso por este lugar tan agradable, el de nuestro Planeta llamado Tierra.
Y el Padre lo acogió y estará a la diestra, mientras que los que estamos observando quedamos con una incógnita, serás nuestro Amor, o el tuyo el que nos mira.
Yo pecador, que te admiro, me siento destrozado observando tu rostro sin sonrisa, mirando al Cielo y confiando que todo lo que han dicho valga para algo. Ser nuestro salvador, nuestro guía en la verdad de ser un ángel que vino y que no deja esta Tierra sola, sino acompañada por su Espíritu, donde la nueva doctrina nos da vuelo a ser hombres de una Palabra, donde el Amor, las buenas acciones, el responder a un Ser Superior, que nos anima a ser unos hombres donde lo principal es el Amor al prójimo, la lucha por la desigualdad, el saber perder y poner la otra mejilla.
Y nosotros cantamos tus palabras, te recordamos y te damos las gracias por todas las enseñanzas que nos diste.
Te queremos, nos inspiramos, te deseamos ver algún día, y no creas que pondremos pegas de decir que tú eres aquel que nos ayudaste a salir del Pecado, del egoísmo, del momento solo es mío y los demás no valen para nada.
Soy uno solo, soy una persona cristiana. El Amor nos diste y en el nos debemos de comulgar.
Sea tu obra de dolor un momento solo y unas ganas de darnos un entender sobre lo que nos propusiste.