Las autoridades han decidido no recurrir a la intercambiabilidad obligada de billetes siempre que no sea imperiosamente necesaria y la gestión del intenso tráfico de viajeros procedentes de Europa en dirección a Marruecos ha sido durante el pasado fin de semana mucho mejor que a principios de julio. Las esperas de hasta 12 horas de entonces no pasaron ayer de 4 en Loma Colmenar. Tal y como recordó ayer la Delegación, la no activación del intercambio supone no contar con rotaciones extra, utilizar el barco que se ha elegido y, sobre todo, disminuir el número de vehículos de marroquíes en tránsito que desembarcarían en la ciudad, pues la intercambiabilidad genera un cola única con la que todos los vehículos embarcan en el primer buque disponible, partiendo sin horarios fijos y a máxima capacidad.
No tiene sentido forzar la capacidad de la línea marítima a costa de saturar Ceuta, tanto en favor de los residentes en la ciudad como de los viajeros de la Operación Paso del Estrecho (OPE). El ritmo de desembarco en la ciudad debe acompasarse hasta el límite de posible, como se está haciendo ahora con mayor tino que al principio del verano gracias al acierto de las recomendaciones y peticiones entre otros agentes de la Policía Nacional, al de la velocidad de cruce por la frontera para no alterar la vida cotidiana en la ciudad ni someter a quienes se dirigen al país vecino a esperas eternas en espacios precarios como los del puerto o Loma Colmenar.