El nicho 140 de la galería de San Damián del
cementerio de
Santa Catalina, en Ceuta, acoge los restos del joven
subsahariano cuyo cuerpo sin vida fue localizado, hace prácticamente una semana, en
García Aldave. Este sábado de Nochebuena, preludio de la Navidad, ha sido enterrado en soledad. No se le ha podido identificar, se desconoce tanto su nombre como su origen y presumiblemente murió de frío tras saltar la
valla. Si dramática ha sido esta muerte, también lo ha sido todo lo que ha rodeado su entierro. Se le encontró solo, vestido con un pantalón de ciclista y una camiseta; se le entierra también en soledad, únicamente con la presencia de los trabajadores del camposanto, de la funeraria Al Qadar y de este medio para testimoniar su capítulo final. Ni siquiera un sacerdote para rezarle. Sus restos descansan ya dentro de una caja, metido en un nicho y con una lápida sin nombre, agarrada con cemento. La Policía Nacional no pudo dar con la identificación de este joven, tampoco se ha localizado en el CETI a nadie que pudiera aportar luz sobre su origen. Su entrada se debió producir la madrugada del jueves 15 de diciembre, una noche en la que hubo varios intentos de salto por el perímetro fronterizo. Su cuerpo sin vida fue encontrado el viernes, en la zona García Aldave tras unas horas marcadas por la lluvia y el frío.
Lo más duro de sucesos como este es que la familia de este subsahariano nunca sabrá dónde terminó su periplo. Su historia es una incógnita, no se sabe quién es, ni de dónde procede. No portaba objeto alguno identificativo, solo las prendas que vestía, muy escasas para una noche de invierno. Pudo haberse quedado escondido para que nadie le descubriera hasta quedar entregado a un sueño del que nunca despertó. Como otros tantos jóvenes cruzó la doble valla que separa Ceuta de
Marruecos y se topó con el peor de los resultados: la muerte. En el cementerio de Santa Catalina hay enterrados adultos y también menores, algunos identificados otros no. Solo en este mes de diciembre han muerto cuatro personas intentando entrar a nado en Ceuta o sorteando la doble valla, como ha sido el caso de este joven cuyos restos quedan para siempre en esta ciudad con una historia completamente desconocida.