Forman parte de la campaña de imagen. Reunirse con presidentes vecinales, escuchar sus quejas y después actuar. Hay foto de la reunión y posterior foto de la actuación. Es la campaña de un gobierno que ‘vende’ preocupación por nuestros barrios sin tener en cuenta la temporalidad de la misma.
Sacarse una foto y publicitar lo que es una pura obligación suena ridículo, pero parece ser la única ocurrencia de un ayuntamiento que necesita asesores que pisen más la calle para que trasladen la pura realidad.
Y los necesita para que esos mismos asesores verifiquen la continuidad de las actuaciones. Todo lo demás es ridículo. O se actúa para que la población esté contenta de manera permanente, o habremos caído en una acción más propia de una república bananera.
Aquí se ha llegado a enviar una nota de prensa por la colocación de una marquesina de autobús, vendiendo ese gesto como un auténtico logro en pleno siglo XXI.
Gestos así demuestran la torpeza política y la chulería de quienes nos hacen ver una preocupación especial en lo que debería estar más que superado, sobre todo cuando nos referimos a infraestructuras tan básicas como la mentada.
En pleno siglo XXI no podemos estar escribiendo las mismas protestas vecinales que en los años 90. Pero se hace, y encima ni nos sorprendemos. Pueden consultar cualquier reportaje de la época, verán que nada ha cambiado.
Los encuentros de la foto no sirven para nada, solo para hacer política y además equivocada. Es como si el panadero se jactara a diario de vendernos su pan, nos quedaríamos ciertamente preocupados por su estado. Sigamos haciendo ese tipo de política que a nada bueno llegaremos.






