El cierre de la frontera de Ceuta también lo protagonizan los niños. Muchas son las historias de familias a las que por una u otra razón ha separado el
coronavirus y el cierre inesperado de una
frontera, el Tarajal. Pero también algunas han nacido en estos meses.
Míriam El Majjaoui Val es una española de 24 años que vive en Barcelona y que nunca pensó que se quedaría embarazada en estos tiempos de pandemia y mucho menos que se quedaría atrapada en
Marruecos. Ahora con la primera ecografía en sus manos, ella y su marido comienzan a creérselo.
Viajó el 8 de febrero desde Barcelona a Tánger porque su marido vive allí y tenían que arreglar unos papeles para obtener el libro de familia y desde entonces está atrapada. Un “papeleo” tras el que llevan más de un año. Míriam conoció a Youssef Achibani, su marido, hace cinco años cuando fue a Marruecos para enterrar a su padre que había fallecido en España pero era de origen marroquí.
Uno de esos amores a primera vista que les costó dos años y medio para conseguir la capacidad y matrimonial y casarse. Ahora desde hace un año y cuatro meses son marido y mujer, y aunque ella cada tres o cuatro meses suele ir a Marruecos para visitarle “se hace duro”.
“Vine a verlo porque tenía vacaciones de trabajo y para ver cómo iba nuestro expediente y cinco días antes de mi vuelo, el día 19 de marzo, cerraron las fronteras”, comentó. Desde entonces está en Tetuán, en casa de la familia de él.
Ahora ha perdido su trabajo en una asociación porque “cerraron cuando empezaron el confinamiento, pero ahora ya han vuelto a abrir en la desescalada y como estoy aquí han tenido que coger a otra persona”.
“Además me he quedado embarazada en el confinamiento. Cuando vine no lo estaba. Soy un reloj y tuve una semana de retraso, me hice la prueba y dio positivo. He ido a una revisión y está todo bien. Pero tenía que hacerme una analítica y todavía no me la he hecho porque estoy esperando a ver si en estas últimas salidas me incluían en el barco porque las revisiones y la analítica aquí en Marruecos son muy caras”, explica en esta entrevista.
“Me he apuntado a todos los formularios para volver menos a los aviones porque no podía pagarlo. Al barco del 22 de mayo no me pude apuntar tampoco porque era para los que tuvieran coche. Pero a partir de ahí me he apuntado a todos. En ninguno he sido seleccionada, aunque un día antes de la salida del 17 de junio me llamaron para decirme que podía ser un comodín si faltaba alguien pero nadie me ha vuelto a llamar. He llamado y mandado emails al consulado y a la Embajada y nadie me ayuda. Estoy embarazada de dos meses y medio y necesito volver para visitar un médico porque aquí en Marruecos la sanidad se paga muy cara y mi madre está enferma del corazón y sola en Barcelona”, concluyó.