Los titulares al respecto en los distintos medios informativos locales no pueden ser más alarmantes: desde que Ceuta es la cuarta región con mayor desempleo de Europa hasta que el paro juvenil -de menores de 24 años- supera aquí el 62%.El índice peor de la UE. Aún partiendo de la idea de que tratar a Ceuta como una región, siendo como es una sola ciudad, produce cierto equívoco, pues estoy seguro de que, sin necesidad de ir más lejos, en la propia Andalucía ha de haber localidades con todavía peores resultados que los nuestros, creo que el tema, por su importancia y por cuanto significa de tragedias humanas, merece un análisis, aunque sea tan somero como exige un simple artículo de prensa.
La pasada semana dediqué mi colaboración dominical al estado actual de la economía ceutí, lastrada comercial y portuariamente por su pérdida de ventajas competitivas; afectada por la profunda disminución de su guarnición; carente prácticamente de tejido industrial; hundido -por mor de las administraciones nacional y comunitaria- el que fue ilusionante proyecto de las Reglas de Origen europeas; diluido el atractivo de su vigente régimen económico y fiscal, las actuales bases económicas de Ceuta se limitan al propio consumo local y a las compras que hacen quienes vienen del vecino país, en parte compensadas por las que allí realizan los propios ceutíes.
Mientras tanto, la población ceutí crece a ritmo acelerado, rebasando ya la cifra de los 80.000 habitantes, con un índice de natalidad muy superior a la media nacional. No voy a entrar en las causas de dicho fenómeno, de todos conocidas, pero lo cierto es que, hoy por hoy, nuestra ciudad no da, de por sí, para crear los puestos de trabajo que exige ese cada vez mayor número de residentes. Los gobiernos de Ceuta y de Melilla (otra víctima del paro) se están esforzando en elaborar propuestas con la finalidad de dar un giro positivo a la situación, pero no podemos olvidar que toda España se enfrenta a una más que profunda crisis, con 5.000.000 de desempleados,, lo que hace muy difícil la migración interior de ceutíes hacia el resto de la nación en busca de trabajo, máxime cuando hay un amplio sector de nuestra población nada proclive a alejarse de ella, aunque dispone de DNI, mientras que, a pesar de todo, aun sigue habiendo magrebíes y subsaharianos que se juegan la vida para cruzar el Estrecho con la esperanza de hallar un empleo.
Una de dos: o nos sobra población, porque somos demasiados para el trabajo que Ceuta puede dar por sí en la actualidad, o encontramos nuevas fuentes de riqueza que sean capaces de dar trabajo a tanto paro como el que padecemos. Complicada situación, que se agrava por la grave crisis casi que está azotando a gran parte del mundo,
De cualquier modo, lo último que debemos perder en la ilusión en un futuro de mayor prosperidad , tanto económica como social, para una ciudad que por su historia y su estratégico emplazamiento geográfico se merece lo mejor.