Vecinos, políticos, sindicatos, todos han manifestado su postura al respecto de los casi continuos disturbios en el Príncipe, y ahora le ha tocado el turno a los Bomberos, cuyos efectivos son también las constantes víctimas de los apedreamientos de estos vándalos que tras barricadas y, sin ningún tipo de ideología ni fin concreto, se dedican a esta práctica violenta a la que parece nadie sabe cómo poner fin.
Fuentes del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento han querido también aportar su opinión asegurando que el enfoque político sobre el problema es “incorrecto” al visionar el problema “desde fuera”, en cuanto lo que se hace es convertir al Príncipe en un “área inexpugnable desde la que se ataca a unos servicios por la inexistencia de un control interno, algo que resolvería con una Comisaría”. Quien así se expresa es uno de los bomberos que fue apedreado en una de las últimas algaradas ocurridas en esta barriada y que, al igual que gran parte de sus compañeros, comparte la opinión de que estas dependencias policiales, pondría freno a esta grave situación delictiva. “Ni vecinos ni servicios públicos pueden sostener más esta situación, los últimos apedreamientos confirman una tendencia perniciosa que está convirtiendo al Príncipe en un parque temático del apedreamiento”.
Fortaleza
¿Es insuficiente el apoyo que prestan las fuerzas de Seguridad del Estado en las intervenciones de Bomberos al Príncipe y de ahí los apedreamientos sufridos por estos últimos? Se da la circunstancia que esa no es la cuestión y que los propios efectivos del SEIS reconocen que ya que el “Príncipe se ha convertido en una fortaleza” es indiferente que acudan “cuatro bomberos y un zeta que cuatro bomberos y diez zetas, al final terminamos apedreados todos”. Esta es una verdad indiscutible, la falta de control interno a la que aluden los bomberos es la que va a perpetuar el problema a no ser que el conflicto “se conciba de manera integral”.
Presencia policial
“No es suficiente la presencia policial en el interior del Príncipe, porque el que tira piedras sabe que nunca lo podrán coger por detrás porque todos estamos por delante”, aseguran las mismas fuentes de Bomberos.
Además, aseguran, una mayor presencia policial, no trae más que “un mayor peligro para los efectivos, debido a que la disposición geográfica del Príncipe facilita las emboscadas e incrementa el peligro para la Policía y el resto de servicios públicos”.