Cómo conseguir la comunión del niño con los textos? ¿Cómo convencerles de las riquezas del escritorio? ¿Cómo penetrar en su pequeño universo para captar su atención, y extraer de él su luz, lo mejor de uno mismo? No así. La dejadez y la desmotivación, junto la precarización del lenguaje, elevados a nivel sistémico, pueden ocasionar un colapso generacional de difícil solución.
Mientras un haz de inspiración entra por la ventana imagino las claves que me conduzcan a la solución. Así, si nos fijamos en esa maestra incesante que es la naturaleza, tenemos que la forma primigenia de adquisición de conocimientos se produce por imitación. Más claro: en una tribu del amazonas, los alevines se apropian del saber necesario para sobrevivir en la selva imitando al detalle los gestos del mayor. Es una herencia seria, sin fisuras. De lo contrario, esa supervivencia estaría en peligro.
Por el contrario, en las sociedades modernas (hablo de España) el relevo generacional se deja a su suerte, no hay orden ni concierto, y sin tener en cuenta la indisciplina, que por momentos se asemeja al caos.
¿La clave? Si echamos un vistazo al universo que percibe un menor, vemos un paisaje desalentador: padres separados que se llevan a peor; extinción de la amistad y el deporte como forma primera de socialización; saturación de mensajes informativos que se regocijan en el nada; violencia a todas horas, gratuita, sin ton ni son; ausencia total de oportunidades; y una clase política desorientada, que a fuerza de no dar con la tecla, sólo produce desesperanza.
No creo que sea la clave el cómo se estructuran los planes de estudio, o el número de alumnos por aula (en los agustinos éramos cerca de cincuenta). Dentro del mundo de las posibilidades, existen muchas que pueden ser válidas. En mi opinión, el problema está en la actitud y el compromiso con que el escolar se enfrenta a su desarrollo, y en cómo se hace partícipe y responsable de su identidad, lo que al fin le llevará a la prudencia.
En cuanto a mí, no me porté bien como estudiante universitario, lo sé, pero hace algún tiempo ya que cerré el círculo de los errores, y ahora me siento legitimado para escribir sin complejos.