El nicho 292 de la galería de Nuestra Señora de las Mercedes acoge ya los restos del joven cuyo cadáver fue rescatado el pasado viernes flotando en el mar. No se le ha podido identificar, queda enterrado como otras tantas víctimas de la inmigración sin un nombre, sin una placa.
Ha muerto un valiente. La hermana Paula de las Vedrunas lo ha recordado en unas palabras antes del entierro. Ha muerto otro hijo de Dios cuyas ilusiones se quedaron en el camino, rotas por unas políticas injustas que hacen que las muertes no cesen.
Este joven del que nada sabemos buscó una vida mejor pero la perdió entre el oleaje y el frío de una madrugada fatídica.
Su cuerpo fue hallado asido a un flotador. Hoy el padre Cristóbal ha implorado la bendición del señor para que nuestro hermano descanse en paz. La paz que no pudo encontrar en la tierra.