Cada cercanía de fin de año, como al término de cualquier etapa, invita a echar simultáneamente la vista atrás y adelante, a repasar lo sucedido durante los últimos doce meses y a proyectar lo que se espera de los siguientes. Las fechas navideñas son días propicios para la reflexión en compañía de los seres queridos, pero también como sociedad.
Las calles de la ciudad tienen hoy una cita con uno de sus momentos más multitudinarios del año, la conocida como Tardebuena, que este ejercicio vuelve a celebrarse por fin sin restricciones ligadas a la pandemia de la enfermedad del coronavirus, con cuyos riesgos todavía es necesario ser prudente, especialmente cerca de personas con perfiles vulnerables.
Es momento para disfrutar y festejar, pero también para recordar a los que se fueron y a aquellos que por cualquier motivo no tienen ganas, salud o razones para celebrar.
Estos son días también para, con independencia de la cultura o la religión que profese cada uno, si es que lo hace, renovar un compromiso personal y colectivo con la unidad en la convivencia de todos los ceutíes para encarar el año próximo, cuando tocará a su fin también el ciclo político de esta legislatura, con la determinación necesaria ante los muchos retos que esperan a Ceuta el año próximo.
Esos desafíos exigirán lo mejor de todos y cada uno de los caballas, que por la vía de la superación y el afán de mejora individual tienen que contribuir a seguir construyendo una ciudad más cohesionada, estable, solidaria, próspera y segura.