Si en la manifestación que se convocó hace dos meses se dijo que la participación había superado lo que se esperaba por los convocantes, en esta ocasión ha sucedido todo lo contrario. Casi el mismo número de participantes con una movilización por parte de los organizadores mucho mayor que en la anterior ocasión. Nadie quita la importancia de movilizar a más de 700 personas en la calle, pero no es suficiente para poner en jaque a un gobierno.
De todas maneras, volvemos a decir que muchas de las reivindicaciones que se solicitaban escapan a las manos de las autoridades de nuestra ciudad, sobrepasan a sus mismas competencias y son responsabilidades de la Administración General del Estado, la cual está obligada a que Marruecos responda, de una vez por todas, a las necesidades de mantener una frontera propia del siglo XXI.
Porque, de otra manera, estaríamos hablando de otras cosas que, entre dos naciones que tienen unas relaciones tan potentes no queremos ni pensar. Hay que sentarse a negociar todos, explicar claramente lo que está sucediendo, solicitar prudencia a unos y a otros, pero también ser exigentes con quienes tienen en la mano la posibilidad de encontrar soluciones.