El jefe del Servicio de Medicina Preventiva del Ingesa en Ceuta, Julián Domínguez, ha resuelto las dudas que pueden suscitarse en torno a la variante Ómicron que tanto miedo está suscitando entre la población. Pero qué se sabe realmente de la misma: “Es una variante, en el sistema Pango, de clasificación, que es la b.1.1.529. Esta variante, que ha sido detectada en Sudáfrica o comunicada por este país, tiene gran cantidad de modificaciones en su genoma, principalmente en la proteína de la espiga, que es precisamente sobre la cual se ha fabricado todas las vacunas que en este momento disponemos”, detalla Domínguez.
“Este alto número de modificaciones, que llegan a un nivel de 32, algunas son de elecciones y otras son de mutaciones de sustitución de algunos compuestos por otros”, añade.
La duda está en si las vacunas funcionan frente a la variante Ómicron. “No solamente actúan sobre las zonas que puedan tener modificadas esta variante sino sobre otras zonas también, aún cuando son en relación con esas zonas del virus, a la proteína S o proteína Spike”, matiza Domínguez. “En cualquier caso, no solamente se activan otros mecanismos inmunológicos como la producción de anticuerpos sino también otros por lo que no podemos decir que exista un escape vacunal con esta variante, más allá de lo que nos paso con la variante delta, con la que comparte alguna de las mutaciones e incluso alguna mutación de elección específica”.
Equipos de detección de las nuevas variantes
Ingesa dispone de equipo diagnóstico para detectar las nuevas variantes, además de todas las modificaciones que se han realizado en los equipos diagnóstico por las nuevas compras. El último permite detectar de forma indirecta la proteína S y en particular salir negativo, mientras que sale positivo en otras de las proteínas del virus. “Esto permite detectar la sospecha de una variante Ómicron como nos los permitiría con una variante delta; por tanto, tenemos equipos para detectar de manera indirecta la variante Ómicron y luego mandar a secuenciar genómicamente, como se hace en el resto de España al Centro Nacional de Microbiología”.
En cuanto a los factores de riesgo asociados con esta variante, Domínguez indica que “los ha determinado la ECDC, inicialmente, de alto a muy alto, pero habría que esperar dos o tres semanas para tener un número de secuenciaciones genómicas lo suficientemente alto. Está habiendo también un resurgimiento de la variante delta que ya hemos visto que es más transmisible, y los Centros de Control de Enfermedades Europeos (ECDC) quieren decir que hay que potenciar la vigilancia genómica que es lo que está haciendo España de la forma más eficiente posible, ampliando número de lugares, número de hospitales que van a realizar secuenciación genómica y también ampliando el número de pruebas a realizar”.
“El número de pruebas que se realizan se está multiplicando día tras día. Por tanto, el riesgo es de alto a muy alto y no parece que estos niveles tengan que aumentar la ocupación asistencial, al menos de momento, pero lo comprobaremos en las próximas semanas”, sentencia.