El pasado día uno se cumplieron veinticinco años desde la muerte de D. Juan de Borbón, padre del ahora conocido como “Rey Emérito”, Juan Carlos I y, en consecuencia, abuelo del Rey Felipe VI
Fue una figura a veces controvertida, molesta para el régimen franquista al que discutió siempre, aun cuando, al inicio de la Guerra civil solicitara combatir en sus filas, lo que le denegó Franco, que prefería alejarlo del peligro que ello suponía, todavía indeciso sobre qué sistema político se instalaría en España una vez terminada aquella terrible confrontación entre españoles.
No voy a hacer una reseña biográfica de D. Juan de Borbón, quien ha tenido ya biógrafos de altura; más bien deseo resaltar algunas facetas de su vida.
Tercer hijo del Rey Alfonso XIII, los resultados de las elecciones del 14 de Abril de 1931 que dieron lugar a la proclamación de la II República y a la marcha al exilio de la familia real, le sorprendieron siendo Guardiamarina, durante una travesía de prácticas, Desembarcó en Gibraltar y, desde allí, marchó para reunirse con sus padres y hermanos.
Alfonso XIII pidió al Rey Jorge V de Inglaterra que le permitiese continuar sus estudios en la muy exigente Academia Naval de Dartmouth, donde todavía se castigaba a base de latigazos, y allí permaneció durante nueve meses.
En 1934, la renuncia de sus dos hermanos mayores le llevó, tras varios días de dudas, a aceptar su nueva responsabilidad como heredero del trono de España. En enero de 1941, el Rey Alfonso XIII, quien fallecería semanas después, abdicó en su favor. Fue entonces cuando asumió el título de Conde de Barcelona, inherente a la condición de Rey de España, si bien en el exilio.
A partir del inicio de la Guerra civil se inició una larga época de acercamientos y desencuentros con Franco, muchos más de los últimos que de los primeros.
Empeñado en defender su derecho al trono, una y otra vez le sugería al General la necesidad de restablecer la democracia y las libertades en una España nuevamente borbónica. Franco, que en el fondo era monárquico, decidió desechar las aspiraciones de D. Juan y designar como sucesor a título de Rey al mayor de los hijos de éste, Juan Carlos.
Ello , previo acuerdo en una histórica entrevista con D. Juan que tuvo lugar en el Mar Cantábrico, a unas millas de San Sebastián- Con tan solo diez años, Juan Carlos vino a Madrid para completar su educación, llevado de la mano de destacados educadores, entre ellos Torcuato Fernández Miranda, el ideólogo de la transición pacífica, “pasando de la let a la ley”.
Juan Carlos hizo el Bachillerato y luego pasó un curso en cada una de las Academias militares –Tierra. Mar y Aire- para después estudiar algunas asignaturas de la carrera de Derecho en la Universidad Complutense.
D. Juan de Borbón fue siempre un hombre de mar. En Estoril, donde se estableció desde 1946, patroneaba el yate “Saltillo”, pronto sustituido por el “Giralda”, de mayor tamaño y velamen.
En él navegaron D. Juan y su esposa Dª María de las Mercedes –eran primos- costeando hasta llegar al Mediterráneo y recorriéndolo para atracar en el puerto de El Pireo, todo ello con el fin de asistir a la boda de Juan Carlos con la Princesa griega Sofía. Guardiamarina por vocación, conoció las Escuelas Navales de San Fernando y de Dartmouth, en la que recibió nada menos que 124 azotes.
Según relataba años después, la primera vez que sufrió dicho castigo no pudo contenerse “al ver mancillado su honor de español” y, tras padecer los latigazos, le propinó un puñetazo al encargado de dárselos.
Después de 32 años de exilio, D. Juan volvió a pisar tierra española en el año 1963 para asistir al bautizo de su nieta Elena, cuya madrina fue Dº María de las Mercedes. Más tarde, restablecida ya la monarquía, se asentó de nuevo en España, siendo distinguido con el título de Almirante honorario de la Armada, una de cuyas fragatas lleva su nombre.
Fue precisamente a bordo de un yate como llegó a Ceuta D. Juan de Borbón, creo recordar que en el entorno de los primeros años 80 del pasado siglo., asistiendo a una cena organizada en su honor que se celebró en los Jardines de la Hípica. Como es lógico, la educación de D. Juan Carlos no se limitó a lo que pudieran haberle enseñado en España.
D. Juan, como padre, hijo de Rey y “Rey sin reino”, intervino decisivamente en la formación en valores de su hijo. Así fue cómo Juan Carlos aprendió lo que se espera de una Monarquía moderna en una nación democrática, en la que se respeten los derechos humanos y las libertades y cuyos ciudadanos cumplan también sus obligaciones como tales.
Se lo inculcó, allá en Estoril, cuando Juan Carlos iba de vacaciones. D. Juan aleccionó a su hijo sobre cómo y dónde ha de buscar un Príncipe heredero a la mujer que, con el tiempo, llegará a ser Reina.
De fuentes bien informadas .como suelen decir los medios de comunicación- me consta que un antiguo miembro del “consejo privado” de D. Juan comentó que éste le repetía a su hijo Juan Carlos: “Juanito, sobre todo, que nadie pueda decir que se ha acostado con la Reina”.
Y Juanito, obediente, fue a buscar en Grecia a una jovencísima Princesa, de la que más tarde solía decir que era “una profesional”, refiriéndose a la educación que había recibido con vistas a la posibilidad de contraer matrimonio con un Príncipe heredero Ya sé que muchos pensarán “eso ya no se lleva”.
Doña Sofía ha sido Reina de España durante más de cuarenta años, y afortunadamente sigue con nosotros, toda una muy larga parte de su vida durante la cual se ha ganado, muy merecidamente, el respeto, la admiración y el cariño de los españoles. Pues sí: ¡qué diferencia!