Los feligreses del Carmen de la Almadraba dicen que mantendrán una reunión, una especie de asamblea, para decidir si hay o no procesión. Plantearse esta medida es, ya de por sí, sangrante. Conociendo a muchos de estos feligreses, solo pensar en no vivir ese 16 de julio como se debe, tiene que suponerles un auténtico tormento.
Pero esta propuesta nace del hartazgo. Se sienten estafados, engañados y dolidos.
Cuando se ataca el sentimiento es lo peor. A estos fieles se les ha tocado lo que más duele, ven pasar los años sin su capilla, sin movimiento de tierras, asistiendo a encuentros con responsables que prometen mucho, pero luego hacen poco.
Se ha jugado con esta gente, con sus sentimientos y querencias. Ese desprecio debería estar penado porque no hay mayor dolor y pesar que el que nace de las afrentas de las personas en las que confías.
Estos feligreses no son irresponsables. Ni mucho menos. Son todo lo contrario, han tenido paciencia, educación, han creído en lo que se les decía, han mantenido su compostura y han tenido que pasar por varias mudanzas sin sentir que estaban en su templo.
No tienen buenas sensaciones sobre su futuro inmediato, saben que en seis meses no se levanta una nueva iglesia, por lo que se aventura otro día del Carmen sin poder estar en el lugar que merece la Reina de los Mares.
No sé qué decidirán, pero sé que, de acordar una suspensión, sería lo más doloroso para quienes han hecho mucho para que los ceutíes podamos disfrutar y apreciar cada 16 de julio una de las procesiones más bonitas.
No se merecen esto, no se merecen este dolor. Mucho menos tener que agotar sus fuerzas en reuniones, mensajes y promesas que luego no se cumplen.
Mientras se decide la construccion de la nueva capilla iglesia del Carmen, se podria utilizar la capilla iglesia que hay dentro del hospital militar que esta muy cerca de la antigua iglesia del Carmen y ademas cerca de un barrio de antiguos pescadores.