A la familia El Yassini Haidour le han robado literalmente a su
hija. Se llama Dina y es la tercera nacida de un matrimonio que no pasa por apuros económicos, que tiene su negocio de venta de teléfonos móviles en
Castillejos, vivienda propia y que ha dado a sus hijos la mejor educación en buenos colegios. El 17 de mayo Dina, a sus 15 años, corrió con más amigas rumbo a Ceuta, en una especie de alocada carrera protagonizada por miles y miles de marroquíes, muchos de ellos niños engañados o atraídos mediante engaño. “No sabía lo que estaba haciendo, todas las amigas se fueron juntas y se metieron corriendo en Ceuta. Cuando se dio cuenta ya no podía volver”, explica su madre Ikram, emocionada, en una entrevista con El Faro de Ceuta. La familia El Yassini habla casi a diario por teléfono con Dina, que se encuentra en uno de los albergues gestionados a toda prisa por el Área de Menores. La adolescente estaba estudiando al igual que otro de sus hermanos en un colegio en Marruecos, mientras que el mayor de los hijos reside en Madrid. Desde que Dina se fue a Ceuta y desde que los intentos por repatriarla han fracasado, el cabeza de familia se encuentra en el Hospital. “Se puso malo por no tener a su hija. Solo queremos que nos la devuelvan”, cuenta Ikram. “Le engañaron, le comieron la cabeza. Nosotros somos una familia que trabajamos, tenemos dinero, podemos mantener a nuestros hijos. Dina tiene su casa, va al colegio, tiene todo lo que necesita”, lamenta la progenitora, ayudando a entender que su hija no forma parte del perfil migrante que escapa de su tierra porque no necesita hacerlo.
Engañados, el matrimonio El Yassini Haiduour no entiende por qué no permiten el regreso de la menor. Han entregado toda la documentación requerida en las instancias oficiales para reclamarla
pero hasta en dos ocasiones Marruecos lo ha impedido.
El caso de Dina es el primero intentado de entrega de una menor a sus padres después de la entrada masiva de mayo. El área de Menores de la Ciudad Autónoma hizo todo el trabajo que debía, al igual que la Fiscalía, y la familia de la adolescente aportó toda la documentación que verificaba la vinculación de los padres con la menor. A los pocos días de la entrada, dos trabajadoras sociales la acompañaron al puesto fronterizo del Tarajal para constatar la entrega de Dina a sus padres, pero en el último momento -tal y como denunció la jefa de Menores, Antonia Palomo- la mehanía se opuso porque la niña dijo que había entrado en Ceuta un viernes en vez de un lunes. Al considerar que no formaba parte de la entrada masiva, a pesar de ser un lapsus de la menor, se le impidió el encuentro con sus padres que se quedaron al otro lado sin poder abrazar a Dina.
Palomo amenazó incluso con llevar el caso a la ONU ya que Marruecos se había negado a aceptar a una menor nacional, documentada y reclamada por sus propios padres.
“Queremos que nos devuelvan a nuestra hija, si hemos presentado todos los documentos por qué no nos la dan. No nos dejan acercarnos a la frontera ni tampoco entrar en Ceuta a por ella, mi hija fue engañada, se escapó y se metió en la ciudad pero cuando se dio cuenta solo quiso volver”, lamenta Ikram, quien apunta a que más familias de Castillejos quieren que sus hijos regresen porque, al igual que Dina, también fueron engañados.
La familia El Yassini se ha roto por culpa de la frontera, está destrozada porque no sabe qué le puede pasar a su hija y quieren tenerla a su lado, criándola como siempre lo hicieron.
El propio Mohamed VI comunicaba esta semana las órdenes para hacerse cargo de los menores escapados a Ceuta. El caso de Dina es, por el contrario, el ejemplo de que lo dicho por el monarca se incumple, puesto que sus padres la reclaman, la menor quiere volver, está confirmada y verificada la vinculación familiar, pero siguen separados.