José Ramón López Díaz-Flor hizo soñar a todos los ceutíes cuando se trajo para Ceuta la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Montreal en 1976. Junto a otros pioneros del piragüismo nacional en la época de la Transición, como Herminio Menéndez, Luis Gregorio Ramos Misioné y José María Esteban Celorrio, contribuyó a construir, desde el deporte, ese nuevo país que se estaba fraguando, tras conquistar en Montreal 1976 la primera medalla olímpica para España en esta disciplina.
En un encuentro organizado por EFE a orillas del río Sella, los cuatro piragüistas han vuelto a remar juntos en un kayak 48 años después de ganar aquella plata en K4 1.000 metros, que aunque tuvo un regusto agridulce porque se les escapó por poco la medalla de oro, inauguró una carrera profesional llena de éxitos e inspiró a otros para tomar los remos y terminar convirtiendo a España en una “potencia mundial” en piragüismo.
Los cuatro coinciden en que fue una experiencia que les “marcó de por vida” y que les unió más allá de lo deportivo para convertirlos en “más que familia”, afirma Herminio Menéndez (Candás, 1953), que explica que, aunque no se vean mucho, todos saben que los demás siempre “están ahí para lo que haga falta”, porque la relación que forjaron compitiendo juntos “no se olvida nunca hasta que mueras”.
Un vínculo tan estrecho que no solo les ha unido a ellos sino también a sus familias, como relata José Ramón López Díaz-Flor (Ceuta, 1950), que recuerda que los padres de Herminio han sido para él “como unos segundos padres”, al pasar largas temporadas en su casa en Candás, o también que su madre viajó a Lugo para ayudar a la mujer de Luis Gregorio Ramos Misioné (Lugo, 1953) cuando tuvo dos hijos.
Una época en la que "no había entrenadores preparados"
Para comprender la hermandad que forjaron hay que echar la vista atrás a unos años en los que el piragüismo era el gran desconocido en España, un país en el que no había “ningún tipo de estructura” deportiva y en el que dedicarse a este disciplina suponía asumir un gran riesgo, porque implicaba abandonar los estudios o el trabajo y “jugárselo todo a una carta” sin garantías de éxito, recuerda José María Esteban Celorrio (Lérida, 1954).
“No nos damos cuenta, pero es que en España, con Franco, estuvimos cuarenta años aislados”, subraya Menéndez, que explica que dicho aislamiento, que suponía un atraso para el país en todos los campos, también afectaba al deporte y mucho más a uno no demasiado popular en aquella época como el piragüismo.
De aquellos tiempos recuerda que "no había entrenadores preparados" pero que ellos fueron "unos adelantados" porque fueron a Rumanía y descubrieron lo aventajados que estaban en Europa del Este en cuestión de entrenamiento, manejo de tiempos, comida e incluso medicina deportiva, "en todo”, recuerda el asturiano sobre una época en la que los países del telón de acero eran “los reyes” indiscutibles del piragüismo.
"Fuimos unos románticos del deporte"
“Yo creo que fuimos unos románticos del deporte, lo luchamos mucho y, bueno, está mal que lo digamos nosotros, pero las piezas fundamentales de lo que es ahora el piragüismo, yo creo que las pusimos nosotros”, afirma Esteban Celorrio.
“El granito de arena que aportamos nosotros, es el resultado que hay ahora y estoy orgulloso del piragüismo que tenemos en España hoy”, secunda Ramos Misioné.
Y es que, además de ilusionar a un país que, a partir de ese momento, comenzó a valorar más aquel deporte, tras dejar la competición activa todos ellos han contribuido a construir el piragüismo español desarrollando carreras profesionales en el ámbito institucional y empujando siempre para que los más jóvenes tomaran el relevo y pudiesen disfrutar de una organización y un apoyo del que ellos, en un principio, carecieron.
Así, Menéndez ha pasado por el Comité Olímpico Español, la Federación de Piragüismo, el Consejo Superior de Deportes y el Comité Olímpico Organizador de Barcelona 1992 y Esteban Celorrio ha sido presidente de la Federación Aragonesa de Piragüismo, mientras que Díaz-Flor lo es actualmente de la residencia Joaquín Blume y Ramos Misioné ostenta el cargo de vicepresidente del Club Fluvial de Lugo.
Gran potencial del equipo femenino en los JJOO
Muy lejos quedan anécdotas como el parco recibimiento que tuvieron al aterrizar en Barajas tras ganar el oro en el Mundial de Yugoslavia 1975, ya que hoy en día el piragüismo español es reconocido dentro y fuera de la península, y los esfuerzos de los cuatro piragüistas han abierto una senda que han seguido muchos otros, con el bronce en k1 slalom de Pau Echániz como último exponente.
En cuanto a los Juegos Olímpicos de París, todos están de acuerdo en el potencial que tiene este año el equipo femenino, mientras que en k4, concretamente, tanto los hombres como las mujeres tienen muchas posibilidades, sostienen.
Por otro lado, también coinciden en que, a pesar de su pujanza, el piragüismo nacional afronta problemas, como, por ejemplo, la financiación, ya que el dinero que invierte España en deporte “es bajísimo en proporción con el resto del mundo”, denuncia Ramos Misioné, que explica que mientras los clubes asumen la mayor parte del gasto, el Gobierno “te da una subvención de 1.000 o 2.000 euros y te da la palmadita”.
También están generando problemas, afirman, las confederaciones hidrográficas. “Nuestra cancha de juego es el río, los embalses, los lagos y nos están poniendo problemas para todo”, lamenta Ramos Misioné, que ve estas trabas burocráticas como “un grave problema” que está afectando a clubes “en toda España” y reclama que “tiene que haber una zona donde los piragüistas puedan entrenar”.
Cuarenta y ocho años después, los subcampeones de Montreal siguen en buena forma, como atestigua la participación de Esteban Celorrio en la 86ª edición del Descenso Internacional del Sella, celebrada este sábado, una competición "emblemática" de la que todos han sido ganadores y a la que profesan "un cariño especial", comparte el piragüista.
Grande Don Jose Ramón. Tuve el placer de conocerle personalmente cuando remaba y competía en los Delfines. Siempre dando lo mejor por los deportistas del centro de alto rendimiento Joaquín Blume en Madrid y por los palistas de su club. Le deseo lo mejor Don Jose Ramón.
Me alegro mucho de éste encuentro que ya se venía planeando muchos años,me imagino lo que habréis disfrutado campeones,un abrazo José Ramón .
Que manía de valorar las cosas comparándolas con la perspectiva actual.
Antes había lo que había, y estábamos al nivel de los demás. Todo el mundo estaba mas o menos en las mismas circunstancias. El mundo era lo que era para todos. Porque Rumania/Ceauchescu todos sabemos en que terminó. Tampoco es ejemplo de nada.
En lo que si estoy de acuerdo es que la burocracia nos está comiendo. Mucha gente comiendo, valga la redundancia, de lo que hacen unos cuantos. No se dan cuanta que si el que curra y produce, dice "hasta aquí hemos llegado", los burócratas y sus "normas" desparecen.