Dedican su tiempo a cuidar de los demás y este miércoles celebran una jornada dedicada a su profesión: el Día Internacional de la Enfermería. Son sanitarios que se dejan la piel para que los pacientes se sientan comprendidos, cómodos y seguros, porque una atención integral es clave en la mejoría de su salud. “Existen otras especialidades sanitarias, como los fisioterapeutas o los auxiliares de enfermería, que realizan sus funciones, pero la labor de cuidar a los pacientes es una función exclusiva enfermería”, explica Pascual Brieba del Río. Y este cometido es el que este sanitario de Ceuta considera “muy bonito” y el que más le gusta de su empleo.
Los enfermeros nacen con vocación de servicio, aunque no todos se dan cuenta igual de temprano. A Brieba, de hecho, aunque le atraía la profesión, empezó otra licenciatura. “Empecé a hacer Magisterio, pero siempre me quedaba la espinita; sí, me gustaba, era una tradición familiar, pero la sanidad siempre me llamaba”, recuerda este ceutí de 43 años. Algunos de sus familiares eran sanitarios, pero él no terminaba de dar el paso porque “no lo tenía del todo claro”.
Pascual Brieba trabaja en los servicios de emergencia y pasa las horas de espera cerca de la ambulancia, en el Hospital Universitario. A partir de esta semana, y durante un mes, le acompaña Ana Rodríguez Jiménez, una estudiante de último año de la Facultad de Ciencias de la Salud. Rodríguez se encuentra en su última rotación antes de graduarse.
“Elegí Enfermería porque me llamaba la atención, cuando iba a que me atendieran a mí al hospital o a un familiar, la labor de la enfermera y el trato tan cercano que tiene hacia los pacientes y los acompañantes, la manera de explicar...”, admite la joven de 22 años, natural de Algeciras (Cádiz). Y ese “don de gentes”, como Ana Rodríguez califica a lo que percibía en las profesionales en las que se fijaba, lo identificaba con sus propia forma de ser: “Como me considero una persona que habla mucho y tengo esa facilidad para conocer gente, dije: ¡Yo sería una buena enfermera, sería capaz de ayudar y de aliviar a alguien en una situación crítica!”.
Cuando llegó el momento de escoger dónde hacer las prácticas, Rodríguez se sintió fascinada por el servicio del 061. “Es la primera intervención que tiene un paciente. A ti te llaman, y cuando tú vas a recibirlo o a verlo, eres la primera mano que le atiende”, describe ilusionada en su primer día de prácticas. “Ya después pasa al hospital y demás, pero vas en la ambulancia y eres la primera salvación”, añade.
Cuando las personas que llaman a la ambulancia ven las caras de los sanitarios, asegura Pascual Brieba, se alivian: “Sienten que su vida corre peligro o tienen una necesidad importante. Ver entrar a un equipo de emergencias crea mucha tranquilidad y la figura del enfermero es primordial porque es el que va a cuidar de ese paciente durante todo el proceso”.
El trabajo de estos profesionales se reconoce más que nunca desde que el coronavirus entró en escena. En la base del 061 el comienzo de la pandemia no fue como en otras unidades; Pascual Brieba relata que al principio muchos ceutíes sentían reparos a llamar a este servicio por el miedo a la covid. “Nadie quería vernos”, apunta.
Cuando los ciudadanos “tomaron conciencia” de que los sanitarios no eran “el problema”, señala el enfermero, se recuperó cierto ritmo de trabajo. Aunque, puntualiza, el centro coordinador de emergencias fue el que cargó con más trabajo.
Tanto Brieba como su compañera algecireña coinciden: falta que se terminen de desarrollar las especialidades y es una profesión muy sacrificada. “La enfermería es muy bonita. Uno es enfermero las 24 horas del día; es una forma de vida”, determina el ceutí.
Es una profesión mas como tantas otras
¡No te lo crees ni tú! Si todas las profesiones tuvieran la misma vocación, entrega, sacrificio y profesionalidad como la Enfermería otro gallo nos cantaría.
Grande Pascual. Un enfermero de 10. Que sigas ayudandonos por muchos años.
Un enfermero excepcional y mejor persona y amigo, muy grande Pascual, sí señor.
Muchísimas gracias. 😘😘
Muchas gracias.