Los padres de dos usuarios creen que les echan sin motivo y la asociación es tajante en su defensa.
“Han echado a mis niños, nos han tratado mal, es algo muy feo lo que nos han hecho. Esto no puede quedar así”. De esta manera se expresa Gema Segado, así como su marido, padres ambos de dos chicos, de nueve y seis años, usuarios de la Asociación Autismo Ceuta, parte que niega “absolutamente” la mencionada postura, mostrando asimismo una totalmente antagónica.
De tal manera, y yendo por partes, es preciso señalar que Segado denuncia “un mal trato” de la asociación y una decisión final –echar a los niños– que considera es “injusta”. Sin embargo, Autismo Ceuta, por boca de su presidenta, Mercedes Berlanga, señala, en primer lugar, que “no se ha echado a nadie” y puntualiza, en segundo lugar: “Con fecha de uno de febrero se ha convocado para el día 16 una asamblea para tratar, en efecto, que esta familia deje de estar en la asociación y el motivo es muy claro: un reiterado mal comportamiento, con insultos constantes a las terapeutas y a los miembros de la Junta Directiva; y un pésimo uso de las instalaciones, con episodios de suciedad constantes, pese a que, con buena educación, hemos tratado siempre de que actuaran bien, respetando a todos”.
No obstante, y acerca de la baja o no de los chicos, Berlanga aclara que “la idea de tratar que estas personas dejen de acudir, partió de la propia Gema, quien en un mensaje de voz pidió que se le diera de baja, a lo que se le respondió que se iba a tramitar dada esta petición, anterior a la asamblea”. “Hemos aguantado demasiado, la actitud de esta mujer ha sido nefasta, carente de educación y disciplina, y este es un hecho que lamentamos especialmente por los niños”.
Por su parte, la parte denunciante, también en palabras para El Faro, se muestra “indignada” y dice que “la asociación ha ido a por nosotros, acusándonos de cosas que no hemos hecho, maltratando a los chicos, buscándonos siempre con maldad y señalándonos como apestados por tener pocos recursos económicos”. “Y esto me duele mucho porque mis hijos necesitan habilidades extras más allá de las escolares”, cuenta, para concluir señalando también que “es impresentable cómo esa gente –en referencia a las personas que componen a la Junta Directiva y a los trabajadores de la asociación– juegan con los chicos y los sentimientos”.