El estado de degradación del espigón de Benzú ha llegado a un extremo que resulta un riesgo para los propios guardias civiles que tienen que hacer su labor en este punto limítrofe de Ceuta con Marruecos.
En 2016 se anunció la redacción de un proyecto que nunca se ejecutó, en diciembre del año pasado se encargó un estudio para saber qué hay que hacer, hoy todo sigue igual o peor.
Lo que se aprecia a simple vista ya da buena muestra de la situación extrema registrada, pero lo que no se ve tiene mayor carga de degradación.
Compromisos irrealizables tras el 6F
Los desprendimientos van a más sin que se hayan adoptado medidas urgentes para evitar situaciones como estas. Hasta el momento no se han ejecutado actuaciones en todos esos años a pesar de que tras la crisis del 6F se marcó como prioridad.
El estudio anunciado por Interior tiene que tener en cuenta el impacto ambiental derivado de una actuación en un espigón a riesgo de derrumbe. Los guardias civiles que llegan hasta el extremo ya no tienen siquiera soporte, viéndose obligados a agarrarse en el vallado. Cualquier intervención en esta zona es ahora mismo un auténtico riesgo.
El repunte de las entradas por Benzú
Interior ha reconocido el estado en que se encuentra, lo sabe como también las carestías del existente en el Tarajal sobre el que también se anunciaron proyectos.
Las últimas entradas que se están produciendo en estos días han repuntado el acceso por Benzú en donde prácticamente Marruecos no está ejerciendo ningún tipo de control, ni siquiera para llevar a cabo rescates in extremis de las personas que se echan al mar poniendo en riesgo sus vidas.
Desde Beliones están saliendo niños que ni siquiera han sido localizados por sus padres ni consta su llegada a nuestra ciudad.