También pone sobre la mesa la necesidad de "optimizar el número y la distribución de los efectivos militares" para lograr una distribución "equilibrada y flexible" en las distintas especialidades y tareas necesarias en el futuro. De hecho, indica que frente a la tendencia tradicional hacia el "generalismo", el futuro exigirá una "diversificación y especialización" de los perfiles de carrera de los militares, haciendo una gestión del talento conforme a sus competencias.
Además, alerta de la necesidad de reforzar la contrainteligencia en las Fuerzas Armadas, ya que los militares son objetivo prioritario de labores de desinformación y captación "por elementos hostiles", con más intensidad que el ciudadano medio. Dentro de su estructura operativa, hace hincapié en el fomento de "nuevos liderazgos" que combinen las características tradicionales con otras orientadas a la adaptación continua. "Será necesario continuar insistiendo en conseguir altas cualidades morales, elevados grados de compromiso, motivación, excelencia, disciplina, alta disponibilidad y una adecuada capacidad física", detalla.
"La esencia de la guerra no ha cambiado"
El documento subraya que los cambios en el entorno operativo para las Fuerzas Armadas llegarán sobre todo por las nuevas formas de acción protagonizadas en el ciberespacio, en el ámbito de la información y en el espacio ultraterrestre; sumadas al combate el red, las tecnologías disruptivas o la renovación del equipo militar.
Todo ello, apunta, ofrece "numerosas oportunidades", pero al mismo tiempo eleva el grado de incertidumbre obligando a un mayor esfuerzo prospectivo "para evitar errores en la medida de lo posible". "Un entorno constantemente cambiante, a un ritmo además creciente, obliga a la adaptabilidad continua de la Fuerza Conjunta", constata. En cualquier caso, subraya una premisa: "la esencia de la guerra no ha cambiado como tampoco lo hará el constante compromiso de las Fuerzas Armadas con el presente y futuro de España".