Podía haber ocurrido una auténtica tragedia. La fortuna estuvo del lado de un ciclista que terminó con la clavícula rota y diversos arañazos y cortes por varias partes del cuerpo, entre ellas el cuello, al chocar contra una alambre de espino colocado en pleno monte, con el objetivo de perimetrar la zona del incendio. Las críticas no hicieron más que comenzar nada más publicarse lo ocurrido. Críticas todas en el mismo sentido de condenar la insensatez de una medida errática y peligrosa que ha puesto en serio peligro a deportistas y ciclistas que acostumbran a pasar por este lugar.
La única respuesta oficial que se tuvo a esta barbaridad fue la de Delegación del Gobierno, que mandó a la Guardia Civil a retirar las alambradas para señalizar adecuadamente la zona evitando mayores peligros. Desde la plazas de los Reyes se informó de que hoy se mantendría una reunión para valorar lo ocurrido, informando además a Defensa de las decisiones tomadas. Las denuncias por lo sucedido se van a producir y se pedirá responsabilidades no solo a quien adopta este tipo de medidas marcadas por muy mala fe sino también a quienes siendo conocedores de lo que se estaba haciendo fueron incapaces de controlar y evitar riesgos. Suerte se ha tenido.