Lejos de lo que pudiera parecer, y por más bibliografía que haya sobre la Virgen de Africa, su Santuario y la historia de ambos, la investigación continúa abierta siempre, ante la cantidad de preguntas que tenemos aún por resolver.
En ese sentido, seguimos sin encontrar un documento que avale en qué fecha se produjo la llegada de la imagen a Ceuta –lo que debió ocurrir entre 1415 y 1421 según la mayoría de los investigadores; o si el primer santuario se construyó entonces o como dicen algunos escritores, se demoró hasta 1425.
Interpretamos, por lo general, que el envío de la imagen por el Infante D. Enrique a los caballeros de su casa constituía la fundación de una encomienda, y sabemos el nombre de varios de sus comendadores, pero no podemos confirmar aún si esa encomienda pertenecía a la Orden de Cristo. Esto último resulta bastante posible, a la vista del testamento del Infante y de cómo desde 1418 la posición de éste en relación a la Orden y a la defensa de la Ciudad se había constituido en predominante.
El primitivo Santuario no debió ser mucho más que un pequeño edificio de cubierta a dos aguas, con un modesto retablo en el que estaría colocada la imagen y algunas otras devociones en sus colaterales, que pronto debieron ser numerosas. También hay que pensar que el vestir y coronar a la Virgen no vendría hasta finales del siglo XVII o comienzos del XVIII.
Una de las razones más importantes del estudio de los documentos sobre el Santuario y sus bienes es el poder documentar el patrimonio del templo. Un patrimonio importante, cuyas cronologías y autorías traen de cabeza, tanto a los investigadores como a los cuidadores y restauradores.
El pasado año el profesor Jorge Forjaz publicaba un libro sobre ‘Las familias de Ceuta’ referido a linajes locales de época portuguesa, y en él incluía una manda de Martim Nabo, Caballero de la Real Casa, en cuyo testamento, de 1 de octubre de 1598, mandaba se dijeran misas en el Santuario de Africa, en los altares de Africa, Jesús, Victoria, Rosario, Concepción, Santísimo Sacramento, Santa Ana y Almas. Ciertamente es curioso saber que el Santuario tuviera entonces tantos altares y también las imágenes que debían existir, pero no lo es menos para la historia cofrade local encontrar ya la imagen de Jesús –es decir, Jesús Nazareno que es como se le denominaba en la época- en el templo.
Otro ejemplo reciente: al acometerse la restauración de la pila bautismal nos encontramos con una grata sorpresa, como era su antigüedad, que podría estar en torno a la primera mitad del siglo XVI y que nos lleva al estilo manuelino. Sin embargo, no sabíamos de dónde procedía ni tan siquiera cuánto tiempo llevaba en el templo.
Si bien es cierto que el Infante D. Enrique se reservó los derechos sobre la parroquia de Ceuta y luego los cedió a la Orden de Cristo, no lo es menos que en el siglo XVI estos ya eran del Cabildo. El Cabildo Catedralicio era el Cura párroco de Ceuta y su tesorero su delegado, como hemos leído en algunos documentos.
¿Estaban en el siglo XVI la parroquia y la pila en el Santuario? Pues parece que no, que estaban en la Seo y que salvo los períodos en los que Africa hizo de la Catedral, la pila y los libros también. ¿Dónde ha estado el error de interpretación?
Durante la primera mitad del siglo XX los ceutíes se acostumbraron a considerar al Santuario como el Sagrario de la Catedral, y así, era lógico que la Parroquia del Sagrario fuese Africa, pero lo cierto es que la separación e independización de las funciones parroquiales no tuvo lugar hasta la decisión del Obispo Marcial López Criado en 1923.
Las actas capitulares dan la solución a este enigma, cuando reseñan el acuerdo del Cabildo de 2 de agosto de 1923 de trasladar la pila el primero de septiembre siguiente, con la asistencia del Deán y del Obispo.
Si esto es así, cuando los sacerdotes del siglo XIX y antes de 1923 escriben: “En la parroquia del Sagrario de la Santa Iglesia Catedral” están diciendo exactamente eso y no se refieren a la Iglesia de Africa, sino al la vieja capilla del Sagrario. ¿Cómo se ha construido el error?
A la vista de los libros de bautismo, es lo cierto que a pesar de que desde el traslado de la pila se bautizaba en Africa, los asientos preimpresos siguen diciendo “En la parroquia del Sagrario de la Santa Iglesia Catedral” y sólo a partir de 1968, se añade “Santuario de Ntra. Sra. de Africa” por decisión de D. Bernabé Perpén Rodríguez. Esta fórmula aclaraba un error de ubicación de los bautismos de nada menos que cuarenta y cinco años.
En 1979 el libro abierto por D. Sebastián Araujo y Ruiz de Conejo no trae preimpreso el lugar del bautismo, que él rellena con el escueto “en esta Parroquia” para volver a una fórmula más tradicional, en 1983, con D. José Béjar Sánchez: “En la Parroquia de Santa María de Africa...”
Así pues, sólo nos queda pensar que sigue habiendo mucho de cierto en eso de que los documentos no suelen mentir, sino que somos nosotros los que no los sabemos leer...
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