Cuando Ceuta y Melilla son noticia

Cada vez que una cadena televisiva nacional coloca sus ojos en Ceuta y Melilla, hay quienes se ponen a pensar en lo peor. Cierto que en determinadas ocasiones han llegado a ofrecer una visión errónea de nuestra realidad desde un plano sensacionalista o sesgado. Pero la verdad es que si se acercan hasta nuestras ciudades es buscando la actualidad que más vende informativamente hablando: la inmigración clandestina, las fronteras más calientes de Europa, la polémica de sus vallas, el atípico comercio con Marruecos, las estampas de los porteadores o el tráfico de estupefacientes. Eso es así y lo seguirá siendo por más vueltas que queramos darle, porque como tal lo demanda cualquier programa de corte y contenidos puramente informativos como el de esta semana de la 1 de TVE. Nada de confundirlos con los publirreportajes, especialmente si cuentan con un patrocinio institucional.
Comando Actualidad estuvo en su línea y pienso que nos dispensó un buen trato con sentido del equilibrio a la hora de profundizar en la realidad de nuestras dos ciudades, sin añadidos o recreándose con tópicos tan al uso, por desgracia. Sin embargo, el programa no debió englobar a Ceuta y Melilla en un mismo paquete. Ello dio lugar a que se diluyera la sustantividad específica de una y otra ciudad impidiendo ahondar en determinados aspectos, por lo que terminó dejándome una cierta sensación de vacío.
Sin desmerecer a los ceutíes que intervinieron en el espacio, debería procurarse, cada vez que anunciase su aterrizaje una cadena televisiva, la posibilidad de que la Ciudad Autónoma se brindara a poner a una o más personas a su disposición para orientarles en lo que pudieran necesitar en su trabajo. En este último programa eché mucho de menos al cronista oficial, José Luis Gómez Barceló, gran estudioso de la localidad y persona ecuánime, afable y perfectamente cualificada para ello.
En el contenido temático de Comando Actualidad hubo un fragmento que especialmente me inquietó. Concretamente el realce que se le dio al mayor atractivo de vivir en Ceuta, centrándolo en la carencia del IVA y las devoluciones a las que tenemos derecho del mismo en las compras que realizamos en la Península, la deducción del 50% en el impuesto de la Renta y Patrimonio, el plus de residencia o la reducción, a la mitad de su precio, del billete del barco, que, aún así, es caro, no digamos si se viaja con coche. En medio de la despiadada crisis que sufre el país es de temer lo que pensarían de nosotros tantos compatriotas peninsulares. Son incentivos, sí. Que no privilegios, como también debió haberse dejado bien claro. Vivir en estos territorios no es como hacerlo de Algeciras para arriba. Tropezamos con muchas carencias e inconvenientes derivados de lo reducido de nuestro cerrado entorno, de la escasez de recursos y de las dificultades de movilidad, no digamos en el caso de Melilla. Una problemática que, bien sabida por  ceutíes y melillenses, no vamos a enumerar aquí.
Incentivos que son históricos y que con el tiempo se han visto recortados, de acuerdo con lo que fueron nuestros viejos fueros. Si un gobierno quisiera entregar por la vía fácil Ceuta y Melilla a Marruecos, bastaría con eliminar de un plumazo su ventajas fiscales. Además, no somos los únicos beneficiados por tratos diferenciales. Baste mirar a Canarias o al País Vasco y Navarra con sus respectivos fueros, por ejemplo.
Con las impactantes e inéditas imágenes para tantísimos teleespectadores del paso de los porteadores marroquíes por el Tarajal, faltó también la voz autorizada de alguien que dejase en claro que aquello no era contrabando. Que en todo caso lo puede ser para Marruecos y que con la creación de la tan demandada aduana comercial, a cuya implantación éste se niega con rotundidad, todo estaría resuelto. Qué oportunidad para haber reivindicado ante un programa con una audiencia estimada de unos dos millones de personas algo tan necesario como lógico entre dos países que se jactan de ser tan amigos.
En fin, lástima igualmente que Ceuta no haya podido lucir más su otra cara más amable. La de su modernidad y belleza realzada con sus importantes transformaciones urbanísticas, sus atractivos turísticos como el Parque Marítimo, las playas, el turismo de buceo, su realidad cotidiana… La actualidad más latente es prioritaria, sí. Pero con más espacio, separadas las dos ciudades, habría existido la ocasión para ofrecer esa otra visión, la gran desconocida para tantos compatriotas, máxime contando con la buena voluntad y objetividad con la que trató de reflejarnos Comando Actualidad.