Con la llegada del quinto mes del año lo hacen también las tradicionales Cruces de Mayo. Las hermandades de la ciudad de Ceuta instalaban sus cruces y diferentes platos gastronómicos, en su mayoría caseros y cuyos beneficios económicos eran utilizados para cubrir las necesidades de las actividades y proyectos de cada una de ellas.
El coronavirus impidió de lleno que se disfrutara de esta festividad, pero no de que algunas hermandades hayan instalado en su Casa una Cruz de Mayo para no perder las tradiciones. Eso es lo que ha hecho la cofradía de la Amargura que luce esta cruz como símbolo de esta fiesta que tanto arraigo tiene con los ceutíes. Además de la cruz lleva diferentes ornamentos alrededor para que luzca con las velas encendidas. La Amargura quiere hacer sentir a los caballas que la tradición sigue “viva” y que las puertas de su cofradía “siempre” las tienen abiertas.
En este quinto mes del año era previsible ver a los ceutíes alrededor de las cruces
La celebración de las Cruces de Mayo tiene una amplia tradición en la ciudad de Ceuta. Las Cruces de Mayo solían, durante todo el mes de las flores, permanecer abiertas los viernes y sábados por la noche y los domingos y festivos al mediodía, donde en torno a la tradicional cruz bellamente ornamentada con flores se puede disfrutar en un ambiente festivo y familiar.
La celebración de las Cruces de Mayo tiene un origen que se remonta a antes del cristianismo cuando para celebrar la llegada de la primavera se colocaba ‘un mayo’ (un tronco) con adornos y flores en las plazas de los pueblos y en torno a los cuales los jóvenes se divertían con bailes y festejos, siendo considerada como una fiesta pagana por la Iglesia Católica. En el 324 de nuestra era, Santa Elena, madre del emperador Constantino, fue enviada por este a buscar la cruz en la que murió Cristo, encontrándola en Bizancio un día 3 de mayo, siendo celebrada por la antigua liturgia romana en este día la ‘Fiesta de las Cruces’ o ‘Invención de la Santa Cruz’.