Mayo es conocido como el mes de las flores. Casi 200 flores de papel dan vida y colorido a la Cruz de Mayo del centro de día de la Fundación Gallardo, en Ceuta. Los mayores que acuden allí han podido recuperar esta tradición de las cruces que en los últimos años había desaparecido lo que ha revitalizado su actividad durante una semana.
“Lo que son las flores y adornos de la Cruz de Mayo las han hecho los usuarios. Llevamos una semana haciendo flores porque lleva muchas. Lleva 75 por detrás y otras 75 por delante, más las de los laterales. A ellos les hace muchísima ilusión porque luego pasan y ven las fotos que han hecho, y también porque es un día diferente de otras actividades que normalmente hacemos”, contaba Rosa Megina, terapeuta ocupacional de la Fundación Gallardo para FaroTV.
Aunque seguimos en pandemia y vivimos momentos complicados, el trabajo de intentar mantener la actividad en el centro de día y que sus socios se mantengan activos es fundamental y muy beneficioso para ellos tanto a nivel mental, social y físico.
“La psicomotricidad final es algo que se estimula mucho porque para hacer las flores tienen que ir haciendo pliegues y luego ir levantándolos. Además, a nivel social también porque se juntan y van hablando sobre lo que están haciendo, pero también les ayuda mucho a nivel cognitivo porque estimula mucho su atención y concentración. Y también, la función ejecutiva al ser una actividad nueva porque muchos, incluso, no recuerdan cómo se hacen las flores porque hace dos años que no lo hacíamos y es casi una actividad nueva”, ha explicado la terapeuta.
Es una cruz de mayo en la que han trabajado todos, que pretendía que los usuarios tuvieran un sentido de comunidad y pasaran un buen rato haciendo algo diferente. Ángeles, Pepita, Teresa, los dos Luis, Antonia Gregorio y Tomás han sido los encargados de adornarla y quedarla totalmente lista este miércoles.
Para Pepita Barbas, usuaria del centro, esta es una de sus actividades preferidas. “Rosa tiene una imaginación estupenda y nos dijo que teníamos que hacer la Cruz de Mayo y como hemos podido, pues hemos ido haciendo las flores. A algunos nos ha costado un poquito más, pero ellas nos las iban perfeccionando y lo hemos pasado muy bien y ha quedado muy bonita”, bromeaba.
Además, el empeño de las terapeutas también ha hecho posible que se reinventen ya que no pueden estar todos juntos celebrando la Cruz de Mayo como otros años. Pero, sobre todo, para los usuarios es muy gratificante hacer actividades como esta porque “como están divididos en salas según su deterioro cognitivo, esta es una de las pocas cosas en las que se reúnen todos y parece que llevan un año sin verse ya que el año pasado no se hizo”.
Antonia Rondón, otra de las que acude al centro “cada día”, recuerda cómo lo hacían años atrás. “Era una maravilla porque nos juntábamos, hacíamos una comida y una gran paella. Tenemos ya ganas de que se quite el COVID y poder volver a la vida normal y a las actividades que hacíamos”, confiesa.
Recordar cómo celebraban este día cuando eran pequeños
Las flores de papel les han hecho recordar cómo celebraban este día cuando eran pequeños y entre todos han compartido esas añoranzas del pasado y cómo creen ellos que surgió esta costumbre. “Yo recuerdo que en mi barrio cada calle tenía una cruz de mayo y hacían como una especie de concurso para ver quién la ponía más bonita y luego un jurado decidía cuál era la mejor”, rememora Gregorio Hermoso, otro usuario.
Profesionales y usuarios de la Fundación Gallardo han conformado un gran equipo en la creación de esta cruz de mayo en la que se han esforzado en los dos últimas semanas, con gran ilusión porque les encanta y con la esperanza de poder recuperar pronto muchas de las actividades que aún siguen aparcadas por la pandemia.
