De la situación crítica a la calma. De las entradas constantes al ‘cero’. Hoy en el espigón
de Benzú, que separa Ceuta de Beliones, no se han registrado pases de nadadores, tampoco por el
Tarajal. De la particular
crisis migratoria vivida y denunciada se ha pasado a la nada. A diferencia de los últimos días en los que
más de 150 personas cruzaron a la ciudad ante la inexistencia de control alguno en el mar, hoy se ha apreciado una mínima presencia de control marroquí permanente. Lo que no se había visto días atrás hoy sí, aunque no se ha tenido que intervenir porque nadie intenta el cruce a nado. Al detectar la presencia de una goma en el arenal y la patrullera marroquí en el agua, los jóvenes y menores ni siquiera se acercan para intentar el bordeo del degradado espigón.
Un cambio, pero ¿hasta cuándo?
La razón del cambio no se sabe, tampoco su duración. El hecho es que se pone fin a una situación crítica que ha derivado no solo en las entradas registradas sino también en los riesgos para niños y adultos que están desaparecidos. La patrullera ha permanecido hoy en la zona, pero los días atrás no estuvo ni tampoco para colaborar en los rescates de los tantos desaparecidos de los que nada se sabe.
Desapariciones y muertes
Algunos casos
tan dramáticos como el de Hazim, el niño de 14 años cuya familia ha denunciado ya su desaparición y del que nada se sabe.
O como Baker, el adolescente de 17 hallado muerto en Marina Smir y que fue enterrado en Martil este lunes. La presión migratoria ha golpeado sobre todo aprovechando la borrasca Karlotta dando pie a un nivel de entradas que ha desestabilizado todas las previsiones y que ha terminado por romper las estadísticas de ocupación del
centro de La Esperanza.