El joven Soufian Chaikh moría desangrado en el puerto de Ceuta
el pasado mes de abril. Tenía solo 24 años. La puñalada recibida fue mortal de necesidad, cayendo desplomado en la zona portuaria mientras huía de su agresor, desangrándose en plena carrera.
Dos meses después la investigación iniciada por la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la
Guardia Civil deja dos personas marcadas por su presunta relación con este crimen. A.S., de 19 años, está en prisión provisional, acusado de ser la persona que asestó la puñalada mortal. Otro joven tetuaní cuya identidad no ha trascendido figura como segundo posible implicado en los delitos de homicidio y robo. En este caso se trata de un joven que había escapado a Marruecos el mismo día del crimen para, después, entregarse por propia voluntad en Ceuta acudiendo a la Jefatura Superior de
Policía. Tras su puesta a disposición judicial se dictó auto de libertad con cargos a la espera de juicio, sin aplicar medidas cautelares. Sobre él recae la acusación de posible colaboración en este crimen. Que se entregara fue movido porque, aseguró, tenía miedo de que algo le sucediera si no daba ese paso.
Sobre el escenario hay una víctima, dos sospechosos y un Tribunal de Jurado que tendrá que conformarse para deliberar la culpabilidad o no de ambos.
Soufian f
ue enterrado en su país gracias a la colaboración de ciudadanos que recopilaron el dinero para el traslado de su cadáver a Marruecos, en donde se le dio el último adiós.
El fallecido llevaba solo unos días en Ceuta y murió por defender a unos menores que estaban siendo acosados por una banda de adultos dedicada al robo e intimidación a otros inmigrantes. Aquella mediación terminó costándole la vida, ya que ni tan siquiera los servicios sanitarios del 061 pudieron hacer algo por salvársela, trasladando el cuerpo, ya cadáver, hasta el Hospital Universitario.
En este procedimiento se cuenta con testificales de inmigrantes que vieron la agresión y cuyas declaraciones en sede judicial fueron determinantes.