El Ministerio de Transición Ecológica ha aprovechado el temporal que azotó la ciudad en abril para poner en marcha varias actuaciones que deben tener continuidad en la misma línea en la que las ha planteado de la mano del Área de Costas de la Delegación del Gobierno: recuperar en su estado más natural posible el litoral de la ciudad para su disfrute por parte de la población sin más intrusión agresiva que la mínima imprescindible, ninguna si es posible.
En esa línea está a punto de terminar la primera parte de la intervención proyectada en la costa de Santa Catalina, donde el derrumbe del dique ha permitido reutilizarlo en parte como escollera en la zona y liberar un tramo de costa. El mar se encargará en invierno de llevarse el relleno atópico depositado en el pasado para ganar otro trozo de espacio para el disfrute del contorno de Ceuta el año próximo.
Con la misma vocación se ha ejecutado la sustitución de los hormigonados que se habían colocado en distintos puntos de la bahía norte para reemplazarlos por estructuras sostenibles y no permanentes mucho menos invasivas y perjudiciales para la imagen y la conservación o rehabilitación natural del litoral.
En tramos como el de El Trampolín se han colocado nuevas vallas que, aunque obliguen a modificar determinadas rutinas, también permitirán eliminar riesgos para la circulación del tráfico o de caída a la arena de vehículos que además redundarán en una liberación del espacio para el disfrute de peatones y bañistas.
La utilización del coche debe tener límites (más que razonables cuando, como en este último caso, hay dos aparcamientos cercanos) y el patrimonio natural y paisajístico de la ciudad debe beneficiarse y maximizarse con actuaciones en el mismo sentido.