La capilla de Manzanera en Ceuta ha sido testigo de una jornada vestida de fe y festividad. Está vez no ha observado las tradicionales palmas de la hermandad de la Pollinica, pero sí un sencillo paso de Corpus vestido de blanco.
Este sábado la corporación se ha preparado para unirse a la celebración de este culto en la barriada. A los pies de la puerta del templo, en el suelo, han reposado dos dibujos simbólicos hechos a base de arena. Estos trazos son ingredientes indispensables de la fiesta religiosa.
Se han empleado vivos tontos amarillos para hacer la silueta de la custodia y los rojos para reflejar la de la cofradía que ha salido a la calle en una jornada en la que el calor ha dado tregua. A estos adornos hechos a conciencia, se han sumado dos altares diseñados con delicadeza, uno localizado a la derecha y otro a la izquierda.
Altares de culto
A un lado, la virgen de África rodeada de cestas con claveles también de color blanco entrelazados con espigas. Varios ramilletes de lirios han descansado en la parte central, y a modo de ofrenda, pan acompañado de un racimo de uvas.
La ha mirado de frente una representación de San Bernabé. A su lado, se han dejado ver un par de cuadros del Corpus. Este altar también ha estado estampado de rojo. Sobre la mesa, se ha apreciado una preparación muy parecida con de la enfrente, con la que ha compartido estética, pero con una distribución diferente de los elementos. La única diferencia, la cerámica, que tan solo ha formado parte de la escena alrededor de la imagen mariana.
Un grupo de fieles repartido por las inmediaciones ha estado expectante. Tras el sonido metálico de las bisagras, se ha podido contemplar el interior de la capilla. Allí, ese Corpus plateado entronado en varillas metálicas bordeadas con campanillas ha dado la bienvenida a los ceutíes.
Música en el recorrido
La Agrupación Músical de la Amargura ha permanecido en silencio a la espera de que pisara, al fin, el patio interior del edificio. Allí, ataviados con prendas de azul marino, han tomado aire para interpretar como primera pieza el himno de España.
Una cuadrilla muy rejuvenecida de costaleros, con pasos muy cortos, ha arrastrado sus pies hasta sacar a la calle a la custodia para conmemorar la institución de la eucaristía. Tres golpes al llamador han sido el sonido de aviso para abandonar el templo y comenzar el itinerario. Al levantarse suavemente el Corpus, solo se ha escuchado el leve tintineo de las campanillas por el movimiento.
Ante ella, se ha desplegado un breve cortejo de varas y acólitos. A sus espaldas, cuatro miembros de la hermandad han sostenido al alza un llamativo paño dorado. Este elemento, conocido como palio, está sujeto con varales y sirve para resguardar al sacerdote que forma parte de la comitiva.
El vicario general de Ceuta, Francisco Jesús Fernández Alcedo, ha estado presente y tan solo unos pasos por delante de este grupo de hombres encargado de trasportar el dosel. Conforme ha avanzado en la explanada de la capilla de Manzanera, los asistentes se han colocado a un lado para contemplar cómo se ha lanzado a la calle el Corpus.
El silencio ha caracterizado el desarrollo de este acto de en la barriada. Todos, incluidos los fieles presentes, han tratado de hacer el mínimo ruido posible. Vestidos con ropas veraniegas, se han preparado para acompañar en esta jornada a la custodia. Se ha observado incluso algún que otro abanico entre los asistentes. Sin embargo, las temperaturas han descendido y han permitido una procesión libre de calor.
La hermandad de la Pollinica no ha desaprovechado la ocasión para sumarse a esta fecha tan señalada para el dogma cristiano y ha procesionado antes de la caída de la noche para conmemorar la eucaristía.