La Semana Santa de 2024 ha alcanzado su ecuador casi simultáneamente con el mes sagrado de ayuno de Ramadán en un ambiente de convivencia y mutuo respecto que es el que debe presidir la celebración coincidente de estas dos fechas tan importantes no solo para las comunidades religiosas y culturales cristiana y musulmana, sino para el conjunto de la sociedad caballa como cuerpo único.
Este Miércoles Santo la lluvia que había marcado todas las jornadas desde el Domingo de Ramos ha dado una tregua a las Hermandades de la Amargura y la Flagelación, que han podido salir a la calle a hacer sus Estaciones de Penitencia. Lo mismo desean hacer este Jueves Santo las de la Encrucijada y Las Penas antes de ver si los pronósticos de un nuevo empeoramiento de la meteorología se confirman para el Viernes Santo.
El trabajo y la ilusión con el que las cofradías han vivido el último año es igual de valioso se pueda o no salir a la calle y trasciende ese hecho, como acertadamente valoran no solo sus hermanos y afines, sino el conjunto de los ceutíes con independencia de su credo si profesan alguno.
Las hermandades que puedan hacer sus Estaciones de Penitencia deben alegrarse por ello y las que no, congratularse por su labor diaria durante los doce meses del año con la esperanza de que la Semana Santa de 2025 les ofrezca un panorama más benigno y seguro para sus Sagradas Imágenes. Entretanto, desde el respeto, toda la ciudad debe valorar su trabajo cotidiano.