En el último año Barriadas ha conseguido reducir un 40% los vertederos incontrolados que salpican cada rincón de una Ciudad que se gasta anualmente medio millón de euros en limpiar “esta falta de civismo”
Los vertederos comienzan a controlarse e incluso a reducirse, algo que parecía imposible y que ha traído a la anterior consejería de Medio Ambiente de cabeza y que desde que Servicios Comunitarios y Barriadas se hizo cargo con la nueva legislatura, los resultados han comenzado a verse de manera más evidente. “No hay que quitar méritos a Yolanda Bel que siempre luchó contra esta lacra que es muy difícil de solventar porque la ciudadanía no se mentaliza a pesar de las multas y realizó un buen trabajo”, apunta el consejero, Gregorio García Castañeda. Pero el dato más importante “es que podemos decir que han desaparecido un 40 por ciento de los lugares que se habían convertido en basureros incontrolados pero queda mucho trabajo que hacer y además es un trabajo constante en ciertos puntos que hemos intentando atajar a través de un sistema rotativo que nos permite eliminar cada poco tiempo un camión de vertidos y no las cantidades inmensas que se acumulaban antes”.
Y también hay novedades: la colocación de unos topes de hormigón que impiden que las furgonetas que van a descargar escombros y residuos se acerquen hasta esos lugares y que ahora se están ubicando en las laderas de montes de barriadas como la de Príncipe Alfonso para evitar “esos verdaderos estropicios y focos de infección”. Otro de los sistemas que se llevan a cabo es el de la instalación de vallados metálicos como el que se puso en la zona de Loma Colmenar para impedir la tirada de escombros que se había convertido en algo habitual a través de las vespas.
Queda mucho trabajo que hacer. Muchos ciudadanos quieren ahorrarse los costes de depositar los escombros en la planta de transferencias y los controles policiales para hacer cumplir las ordenanzas no pueden controlar tal cantidad de ilegalidades. “Mientras tanto, hacemos lo que podemos y vamos a seguir en esta línea”.
Un coste anual de 500.000 euros para limpiar lo que otros ensucian
Medio millón de euros al año. Eso es lo que se gasta la ciudad para recoger todos los escombros y basuras que se tiran en los lugares donde no está permitido, en el Parque Móvil y toda la maquinaria necesaria para llevar a cabo esta labor, en el personal implicado en estos trabajos “y cuando llega el verano y necesitamos más instrumental para dejar las playas a punto alquilamos más maquinaria y provoca que el coste se dispare a lo que si añadimos la limpieza vertical... el gasto es muy alto y con un poco de conciencia ciudadana y educación cívica podría evitarse, eso es evidente”, insiste en aclarar García Castañeda.