Tercer día y un solo objetivo: dar con cualquier evidencia que calme el dolor de una familia y sobre todo de una madre. El terreno de García Aldave en Ceuta se ha convertido en una especie de comisaría paralela. Agentes de la UIP, de la Científica, de Seguridad Ciudadana, de UDYCO, medios aéreos, unidad Cinológica... No faltan medios ni recursos porque la Jefatura Superior se ha volcado en dar con pistas que ayuden a resolver el rompecabezas que tres criminales montaron para acabar con la vida de un amigo: Mohamed Alí.
De enero de 2022 hasta hoy ha pasado poco más de un año, pero ni el paso del tiempo es capaz de borrarlo todo. Siempre queda un resto, una marca, algo que conduzca a los restos de un joven que tenía 17 años, que quedó con su madre y nunca apareció.
El Faro cuenta hoy qué sucedió. Narra el relato previo al crimen: cómo quedaron los 4, como estuvieron en la Tortuga, cómo después acudieron a García Aldave y cómo se terminó con la vida del joven del que, meses después, valoraron incluso volver al lugar para deshacerse de lo que quedaba.
Eso fue lo que contaron dos de los detenidos, aunque los tres están acusados del mismo delito porque todos fueron partícipes del crimen.
Es determinante dar con los restos de Mohamed. Ya de hecho se han recogido muestras. Por eso la Policía tiene claro que sabe dónde está, que todo cuadra y que no se va a detener hasta resolver la complicada cuadratura del círculo.
No es por conseguir una evidencia judicial, más bien ya es por calmar a esa madre cuyas únicas palabras han sido para agradecer el trabajo policial. Es moralmente obligado conseguir el descanso para una familia que ha soportado mucho, tanto como el peor de los crímenes.
Judicial y policialmente, la Policía tiene armada la investigación: declaraciones confesas, suma de indicios, detalles... La UDYCO nunca dio nada por hecho y los resultados son los ahora vistos. La acusación judicial es por asesinato y ocultar dónde está el cuerpo no supone más que una agravante más a la petición fiscal.
Crímenes como el de Marta del Castillo marcaron un antes y un después en la judicatura. Ocultar pretendidamente información sobre un cuerpo no hace sino empeorar aún más las cosas para los investigados.
La Policía insiste. La zona de García Aldave vuelve a ser el área de trabajo sin descanso para sus agentes. Tres jornadas y las que sean necesarias. Este suceso ha impactado mucho. Incluso a los más experimentados agentes o profesionales de la judicatura les supera no solo esa capacidad de silenciar hechos tan graves sino las posteriores acciones que valoraron llevar a cabo.
La realidad siempre supera la ficción. Y en este caso se ha demostrado hasta dónde puede llegar la violencia de quienes decían ser amigos, de quienes empatizaron con una búsqueda, de quienes al final cayeron en su propia trampa.