Con la tradicional pegada de carteles se dio el pistoletazo de salida a la campaña electoral. Mucho tendrán que pelear los partidos para concienciar realmente al ciudadano de que todo esto sirve para algo. De momento, anoche, en sus mensajes abogaban por ‘vender’ la importancia de la participación.
Lo hacían después de unos días en los que han adelantado sus mensajes y en los que han caído en el error de convertir la carrera al 25-M en una lucha puramente local.
Da la sensación, por la guerra abierta, de que aquí se está jugando el termómetro electoral de cara a las próximas locales. Si de cara a la galería se hace mención a lo que supone Europa, en las ruedas de prensa ofrecidas al respecto se habla más de ‘lo local’ que de otra cosa e incluso quienes no son siquiera candidatos aprovechan para coger el protagonismo que no debieran, al menos para que el resto termináramos creyéndonos que realmente aquí se está jugando el partido clave de corte europeo.
La desconexión con la clase política ha terminado por dominar al ciudadano de tal manera que resulta complicado buscar una implicación debida con asuntos de Europa. La vemos lejana y la consideramos autora del desamparo actual. Si a esto sumamos las ansias de poder que ya anidan entre las formaciones presentes por coger hueco para 2015, el fracaso aparece como el único resultado posible.
Una vuelta por la pegada de carteles, anoche, servía para ver cómo hay quienes aparecen junto a los partidos con los que ya dicen estar coaligados para seguir ocupando alguna foto, algún espacio en los medios de cara a presionar en las municipales. De igual manera cobraba protagonismo el oportunismo para escenificar la petición del voto mientras que las críticas o gritos desde los balcones terminaban por afear a los dos partidos de corte nacional, PP y PSOE.
Empezamos la carrera hacia el 25-M llenando espacios informativos que, realmente, dudo que interesen a una ciudadanía a la que ni siquiera nos hemos esforzado por inculcar una educación europea. Vamos, hasta algún que otro partido ha tenido, hace bien poco, que irse de viaje para entender de qué va todo esto. Con eso, creo, está ya todo dicho.