Deposiciones, chozas más o menos escondidas y basura, mucha basura. Los vecinos de la urbanización ‘La Colina’ denuncian la situación que viven en la vaguada que los separa del CETI. Hasta seis asentamientos se pueden ver, a primera vista, desde las terrazas de algunas viviendas, aunque detallan que han llegado a reunirse hasta 50 personas aprovechando el aislamiento de la maleza y de un muro de reciente construcción.
La posibilidad de que surja un incendios es el mayor temor de los habitantes de esta urbanización, que han visto como en el último año el terreno se ha ido degradando debido a la basura y a estos campamentos que proliferan día a día. “Cada día hay más asentamientos, la suciedad que dejan, peleas... es un situación insostenible y la principal preocupación es que pueden provocar un incendio”, precisa uno de los vecinos que ve desde su casa como cada día hay más chozas improvisadas en mitad del campo.
El miedo a que surja un fuego se deriva de las actividades que llevan a cabo en esta especie de campamento. “Están diariamente cocinando, tienen botellas de butano, la comida se la hacen todos los días aquí y ya han sido varios los conatos de incendio y son llamadas continuas al 112”. Sin ir más lejos, este miércoles pasados Bomberos tuvo que acudir a sofocar un incendio en una de estas chozas. En su día, los mismos efectivos de la corporación advirtieron sobre el peligro de este tipo de asentamientos en los que habitualmente se ocupan las hogueras para cocinar o calentarse, muy cerca de la vegetación.
Un parque infantil de la urbanización es utilizado como espacio para acampar
Pero no sólo es en la vaguada, los asentamientos también han llegado al interior de la urbanización. Una de las áreas verdes de esta comunidad de vecinos ha sido ocupada por algunos de los inmigrantes que prefieren estar fuera del CETI. Lo que antes era un parque infantil y un minigolf, ahora es terreno para acampar. “Ya están metidos aquí, en un parque infantil, hay un asentamiento y están ahí acampados, pegado a los transformadores, con el peligro que eso conlleva. Cada vez los tenemos más encima, más violentos, más agresivos y con muchas peleas”, describe este vecino que refleja el sentir general de los habitantes de esta urbanización, ya que se ha convertido en un tema recurrente en las conversaciones vecinales, sin saber, hasta el momento, qué pueden hacer para frenar estos asentamientos y los peligros que conllevan.
Los vecinos aseguran que cada vez son más los inmigrantes que deciden vivir en esta vaguada. Asumen que como no les llaman la atención, cuentan con la “libertad” de acampar sin que nadie los aperciba, ya que no siempre han tenido esta “sensación de seguridad”. “Creemos que como no pasa nada y como nadie hace nada, cada vez tienen más libertad y hacen lo que quieren”.
Aunque siempre se ha ocupado esta vaguada para atajar el camino de la bajada del CETI, la proliferación de chozas es algo que creen que se está descontrolando sin que se tomen las medidas oportunas. “Desde hace dos o tres años, puntualmente, había algún asentamiento, pero era por muy poco tiempo y no hacían fuego. Pero esto viene pasando desde hace aproximadamente un año, el crecimiento ha sido exponencial”.
En este tiempo han desarrollado caminos que bajan desde el CETI y verdaderos campamentos, donde cocinan y hacen su vida diaria. El problema, inciden los vecinos, es la basura derivada de estos asentamientos, ya que hay residuos de todo tipo: desde mobiliario doméstico que van trayendo para conformar sus habitáculos, restos de envases, fogatas, ropa y hasta bombonas de butano.
Las llamadas al 112 son continuas, ya que temen que un día, el fuerte viento que se da en la zona haga que alguna de estas fogatas provoque una desgracia. Están informándose de los procedimientos oficiales para que sea la autoridad competente la que se encargue de esta situación y puedan recuperar la tranquilidad que les hizo mudarse a esta zona de la ciudad.
Parece que el gobierno de la ciudad soluciona poco estos problemas; digo que parece...