Con una baja sanitaria, sin ingresos y sin amparo por parte de institución alguna. Esta es la situación a la que se enfrenta Chokri Ouchen, un trabajador transfronterizo de 49 años cuya mitad de su vida la ha dedicado a trabajar en las cocinas de Cruz Blanca.
Chokri es un trabajador muy querido en la residencia de esta entidad, uno más desde 1993, aunque fue en 2001 cuando formalmente alcanzó un contrato fijo con la entidad, siendo en 2007 el año que pasó a formar parte de sus cocinas a las que ha estado ligado hasta 2025.
La promesa de la nueva empresa
Durante diez años, Chokri trabajó para la cocina de la residencia de Cruz Blanca. En 2011 firmaría un nuevo contrato para atenderla, realizando la comida a domicilio hasta el 13 de agosto de este año cuando Osventos subrogó su servicio junto a los demás trabajadores del SAD.
El 13 de agosto, Cruz Blanca dio de baja su contrato para que pasara a formar parte de Osventos, junto al resto de trabajadores.
Acorde a lo aportado por el afectado, desde la nueva empresa le aseguraron que su nuevo destino de trabajo se ubicaría “en una cafetería desde la que realizaría la misma labor que en la cocina de Cruz Blanca para la elaboración de la comida a domicilio”.
Una sorpresa estando de baja
Hay que recalcar que, en este periodo, Chokri se encontraba de baja sanitaria y que a su vuelta se incorporaría en el lugar mencionado.
Días posteriores, se percató gracias a UGT de que la empresa adjudicataria no lo había dado de alta y que se encontraba en un vacío laboral sin soluciones a su alcance: sin trabajo, sin un contrato al que agarrarse, sin paro y sin cobrar la baja que sufría.
Según ha contado Chokri, al conocer la situación se dirigió a la Mutua, donde le comunicaron que desde la asociación no se harían cargo porque no estaba ligado a ninguna empresa.
Sin conciliación entre empresas
Y tras la visita a la Mutua, a UGT, lugar en el que le indicaron que iniciarían un proceso de conciliación entre ambas empresas, un acuerdo que no ha sido posible, viéndose obligados a iniciar un proceso legal para aclarar la situación en los tribunales.
He aquí el problema. La burocracia es lenta, el sistema judicial es lento, pero la vida continúa para Chokri, su esposa y los tres hijos que viven a su cargo y en su casa, en Marruecos.
Desde agosto, esta familia de cinco miembros no ha visto la entrada de un solo ingreso. “Tiramos con lo que podemos, mi hermano y mi yerno me ayudan…”, cuenta con impotencia.
Un proceso lento
El problema real reside en que hasta que la resolución del juicio llegue a puerto, Chokri no está siendo beneficiario de compensación económica alguna, sufriendo, cuando menos, el desamparo de todas las entidades implicadas.
Por un lado, según fuentes a las que ha tenido acceso El Faro, la residencia de Cruz Blanca se niega a hacer frente al finiquito de los diez años trabajados porque su subrogación ya era un hecho y ven que el problema raíz está en el “engaño” que ha sufrido Chokri al creer este que no habría problema alguno en continuar su labor con la nueva empresa.
Por otro lado, la nueva empresa entiende que ese finiquito corresponde a Cruz Blanca, quien lo ha empleado en la cocina de su residencia durante diez años.
Sin paro
Sea como fuere, este trabajador transfronterizo no dispone de paro, está de baja por enfermedad, no cuenta con el pago de la Mutua, no tiene residencia española, es transfronterizo y su destino está en un limbo.
El propio Chokri ha denunciado en Inspección de trabajo la situación, haciendo lo propio con ambas empresas en los juzgados con el objetivo de encontrar una solución que ponga fin al infierno que vive desde hace ya más de un mes. Pero este es un proceso largo y el estómago no espera.
Chokri ha repetido una y otra vez que Cruz Blanca siempre lo ha apoyado y le tiene un cariño incondicional. Se siente engañado por la empresa que le prometió un lugar en sus filas y no ha cumplido, dejándolo apartado, aislado y sin una explicación coherente, según ha contado el propio trabajador.
Denuncia a Cruz Blanca y Osventos
Por un lado, basándonos en las declaraciones del propio afectado, su abogada le ha comunicad que Cruz Blanca enfrenta una denuncia “por despido nulo” y la nueva empresa por “no absorberme”. “Porque yo he firmado un papel de que yo paso a otra empresa, a Osventos”, asegura.
Chokri exige una solución más rápida, no quedar desamparado por, absolutamente todas las instituciones. “He ido a la seguridad social y también me han dicho que no se hacen cargo de nada”, traslada este hombre de manera desesperada.
Las facturas no esperan
“La primera quincena de agosto me la pagó Cruz Blanca, pero desde entonces no he cobrado nada”, cuenta. “Si no me quieren contratar que me paguen el finiquito y tiro con eso hasta que me busque la vida”, añade.
Para finalizar, ha querido recalcar que “Cruz Blanca se ha portado muy bien” con él y que no tiene “absolutamente nada en contra” de esta entidad.
Chokri necesita justicia, y la necesita ya. El hambre no espera y las facturas tampoco. La única solución sería que ambas empresas llegaran a un acuerdo para facilitarle la vida a este trabajador. Un juicio solo supondría alargar la situación durante largos meses.
