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El director de la ONCE en Ceuta afirma que basta con pequeñas modificaciones sin apenas coste en proyectos para mejorar la accesibilidad y mejorar la calidad de vida de los invidentes
“Ceuta está dentro de lo normal en accesibilidad, pero está mejorando. Desde mi llegada lo estoy notando. La predisposición a nivel político es patente y latente”. Así opina Juan Antonio Moreno, que desde septiembre es el director de la ONCE en Ceuta en sustitución de Enrique Guerrero. Gran parte del mérito en la adaptación, en su opinión, le corresponde a la labor que realiza Cermi, el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad, al que pertenece la ONCE. Las recomendaciones de este movimiento asociativo no caen en saco roto, según Moreno. Señala que existe un gran interés en colaborar por parte de los distintos organismos de la Ciudad. “La predisposición es muy grande y a nivel personal, el consejero de Fomento, Néstor García, está muy implicado”, afirma Moreno. Prueba de ello, indica, es la creación de la Oficina Técnica de Accesibilidad. Se trata de un proyecto que debería estar a punto de ser inaugurado. Así lo anunció el propio consejero en octubre del año pasado, cuando indicó como fecha “realista” para su apertura marzo o abril de 2017. Luego se retrasó a mayo o junio y finalmente parece que su puesta en funcionamiento será en octubre o noviembre. Cuando esté en marcha, los ciudadanos podrán presentar allí sus quejas y desde la Oficina promoverán acciones para hacer Ceuta más accesible, su edificios y, en general, el entorno donde se mueven los ciudadanos. Sin embargo, aunque no esté aún funcionando, la preocupación por adaptar la ciudad a las necesidades de las personas con discapacidad ya existe y se están llevando a cabo algunas iniciativas. De hecho, el próximo 4 de diciembre entrará en vigor un real decreto por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley General de Derechos de las Personas con Discapacidad y de su Inclusión Social. La consecuencia de esta medida legislativa será la obligatoria adaptación de los edificios públicos y privados a las necesidades de este colectivo de personas. En algunos casos será necesario instalar ascensores, elevadores, construir rampas... Sin embargo, en el caso de las personas con discapacidad visual las modificaciones son menos complicadas y requieren una inversión económica baja. En algunos casos será necesario añadir caracteres en Braille, sustituir algún cartel informativo por otro con letras mayores o instalar bandas guías. “Las bandas de señalización son fundamentales para nosotros”, señala Moreno, “son detalles que no suelen ser muy caros y que nos facilitan muchísimo el día a día”. Estas bandas guías son una señalización que está sobre el suelo. No tiene porqué ser de otro color, pero presentan un cambio de textura que la persona invidente percibe con el bastón y le permiten moverse con plena autonomía. Pequeñas modificaciones como ésa, fáciles de ejecutar y con un coste mínimo, ayudan considerablemente a los invidente. “Buscamos la plena ciudadanía, la igualdad de derechos y de obligaciones en todo. Para la plena inclusión dentro de la sociedad a todos los niveles, económica, laboral, social... es necesario la eliminación de barreras”, afirma el director de la ONCE en Ceuta. Algunas de estas propuestas van en beneficio del conjunto de la sociedad porque sirven para solucionar situaciones que afectan a todos los ciudadanos. Una de estas peticiones es, por ejemplo, la instalación en las escaleras de mármol del Teatro Auditorio del Revellín de unas bandas que no sólo presenten una textura diferente sino que además ofrezcan un contraste de color para percibir con claridad dónde empieza el borde de los escalones. Otras veces, las quejas que plantea la ciudadanía en su conjunto, como las generadas por las resbaladizas losetas de la calle Real, tienen más razón entre este colectivo de personas con dificultades de movilidad. Sin embargo, pese a estos problemas puntuales por controvertidas decisiones de la Administración o por comportamientos poco cívicos, como algunos conductores que estacionan sus vehículos sobre la acera, Ceuta piensa en las personas con discapacidad. O, al menos, lo hace en las calles más céntricas de la ciudad, donde los invidentes se encuentran con semáforos adaptados y calles anchas por las que es fácil transitar. “Hay cosas que siempre se pueden mejorar. Poco a poco se van mejorando”, afirma Moreno, “y nosotros estamos dispuestos a colaborar”. En su opinión, no se llevan a cabo más mejoras por falta de información. A veces bastaría con que el promotor de una obra realizara una consulta para que, con un presupuesto similar o un poco mayor, optimizará la accesibilidad. “No se imagina a cuántas personas puede ayudar un pequeño cambio”, señala el director de la ONCE en Ceuta. A veces basta con un cambio de textura o un contraste de color.
‘Aquí existe un paso de peatones’
El mensaje pasa desapercibido para la mayoría de los ciudadanos, pero las personas invidentes que se mueven con la ayuda de un bastón lo detectan con total claridad. Se trata de un ligero rebaje en la acera y un cambio de textura en las losetas. Es la señal que indica: “Aquí existe un paso de peatones”. El coste de esta variación en la vía es mínimo frente a la gran ayuda que representa para un ciudadano con deficiencia visual. Y es aún mayor si este rebaje y cambio de textura se complementa con un semáforo sonoro que indica cuándo es el momento de pasar para los peatones. Son ejemplos de que no es muy difícil adaptar el entorno urbano a las necesidades de estos ciudadanos, que, por otro lado, tienen derecho a exigir estas mejoras porque la ley así se lo reconoce. Son cambios que ya se han llevado a cabo en la Gran Vía, la Marina, el Paseo del Revellín... y que deben ser cada vez más habituales en otras zonas alejadas del centro de la ciudad.