Ceuta ha vuelto a vestirse de arte y compás. Esta noche, el duende ha bajado a la ciudad para inaugurar la 54ª edición del Festival Flamenco, y lo ha hecho por todo lo alto. La música, el cante y el latido de este arte universal han conquistado cada rincón, desde la Plaza de los Reyes hasta la Plaza de África, donde se han vivido momentos para el recuerdo en una cita que se renueva año tras año sin perder la esencia de sus raíces.
Con la caída del sol, los ceutíes han salido a la calle con una intención clara: dejarse llevar por las emociones que cada año reviven en el Festival Flamenco.

Al compás de la tierra: un comienzo de raíz
El festival ha comenzado pasadas las 21:00 horas en la Plaza de los Reyes con "Al compás de la tierra", una propuesta que ha devuelto al público al flamenco más terrenal, más cercano, más sentido. Los primeros acordes han llenado la plaza, atrayendo no solo a aficionados fieles, sino también a curiosos y paseantes que, al escuchar el eco de una guitarra o el quejío del cante, se han dejado seducir por la magia.
Porque eso tiene el flamenco: que no necesita presentación. Es un idioma que se siente en el pecho y se responde con aplausos, jaleos y silencios respetuosos.
En esta primera actuación, la ciudad ha confirmado que su vínculo con el flamenco no solo está vivo, sino que sigue latiendo fuerte. La plaza, convertida en tablao improvisado, ha sido testigo de una comunión entre artistas y público.

Rancapino 'Chico', el alma de la noche
Y si la apertura fue emocionante, la segunda parte de la noche prometía ser simplemente, inolvidable. A partir de las 22:00 horas, la Plaza de África acogería una actuación cargada de raza, sentimiento y verdad. Rancapino 'Chico', heredero directo del cante de su padre, el mítico Alonso Núñez Rancapino, quien ofrecería un espectáculo de los que dejan huella.
Con el respeto que merecen los grandes, pisaría el escenario acompañado por la guitarra maestra de Antonio Higuero y el compás preciso de Edu Gómez y Naim Real. Lo suyo prometía ser una declaración de principios: flamenco puro, sin adornos, sin artificios, con la voz rota que huele a marisma, a barrio y a madrugada.
“El flamenco es mi vida”, decía hace unos días en su entrevista en este periódico. Y esa vida la ha volcado esta noche sobre las tablas, en un recital que ha ido del susurro al lamento, del temple al estallido.
“Me gusta cantar los cantes que han dejado grabados los maestros para que no se pierdan”, contaba Rancapino 'Chico'. Y eso es lo que ha hecho en Ceuta: honrar esa memoria y traerla al presente con una fuerza abrumadora.
Una ciudad que se deja llevar por el compás
La primera jornada de este festival no solo ofrecía actuaciones de gran nivel, sino también una atmósfera que ha envuelto a toda la ciudad. Ceuta quería demostrar que sabe acoger el flamenco con cariño, con respeto y con entusiasmo. Las plazas no serían solo escenarios, sino puntos de encuentro, rincones de emoción compartida.
La música ha flotado en el aire mucho después de apagarse los focos. Los aplausos, los olés y los murmullos se han mezclado con las conversaciones de quienes comentaban lo vivido mientras regresaban a casa, con el alma tocada.
Y esto solo acaba de comenzar. Este viernes, el Parque Marítimo del Mediterráneo se convertirá en el nuevo templo del festival, donde el mar será testigo del segundo acto de esta fiesta del arte flamenco.
Un comienzo como debe ser
El 54º Festival Flamenco de Ceuta ha empezado como debía: con verdad, con alma, y con ese pellizco que solo el flamenco sabe dar. Quienes asistían esta noche, lo sabían. Y quienes aún no se habían acercado, tenían una cita pendiente con la emoción. Porque aquí, en una tierra de encuentro, el flamenco no solo se canta, se vive.
La próxima cita con José Mercé, Jesús Méndez y Manuela Carpio
La segunda jornada del 54º Festival Flamenco de Ceuta promete cerrar con broche de oro esta edición. Este viernes 11 de julio, a partir de las 21:30 horas, el flamenco se traslada a un escenario sin igual: el Parque Marítimo del Mediterráneo, donde el duende se mezclará con la brisa del mar.
El gran José Mercé, leyenda viva del cante, aterriza en la ciudad para ofrecer un espectáculo íntimo y sentido dentro de su gira homenaje a Manuel Alejandro, arropado por el talento jerezano. Le siguen las actuaciones de Jesús Méndez, cantaor de estirpe, y Manuela Carpio, una de las grandes del baile flamenco, cuya fuerza y compás llenarán de alma el escenario.
Un cierre que promete emociones profundas, palmas sinceras y devoción por una tradición que sigue viva, evolucionando, sin perder sus raíces. Ceuta se prepara para otra noche mágica en la que, como dijo Mercé, “el flamenco es eterno”.





