La percepción de inseguridad ciudadana va en consonancia con la posibilidad de percibir que podemos ser víctima de un delito. Ningún ciudadano se ve amenazado cuando nos informan que han detenido a seis delincuentes con tres mil kilos de hachís, porque no perciben que ese hecho repercute sobre nuestra seguridad personal o familiar, pero si nos informan que un carterista ha robado en el barrio nos alarmamos.
No hay que ser experto en seguridad para saber que los primeros son miembros de organizaciones criminales, delincuentes muy peligrosos que roban vehículos para transportar la droga, que circulan de manera alocada poniendo en peligro a otros conductores hasta llegar a su destino; mientras los segundos, roban empleando el descuido o la habilidad pero sin violencia.
Esa visión errónea de la percepción de seguridad ciudadana es peligrosa porque cuando percibimos unos niveles de inseguridad erróneos nos relajamos y dejamos de exigir a nuestros gobernantes más inversión en seguridad ciudadana, más guardias civiles y policías, más controles. Poníamos el ejemplo del narcotráfico, porque ya sufrimos en Ceuta la falta de percepción ciudadana del peligro de estas organizaciones. Una falta de presión que comenzamos a sufrir y pagar cuando los narcos comenzaban a circular a toda velocidad con sus vehículos de alta gama sin respetar las mínimas normas de circulación, las guerras entre bandas, atentados a fuerzas de seguridad y la chulería de estos delincuentes.
Llevamos meses abortando salidas en embarcaciones de ciudadanos marroquíes hacia la península. No hablamos de un ciudadano marroquí de Castillejos o Tetuán que pueden acceder con pasaporte, porque muchos de ellos son ciudadanos de otras zonas que carecen de documentación. Nada hay que temer de ninguno de ellos, porque su único interés es pasar para buscar un futuro mejor, pero tendríamos que preguntarnos: ¿Cómo entran, tenemos una frontera segura? Llevamos mucho tiempo incautando cientos de kilos de drogas en camiones que cargan en Ceuta el hachís, ¿esa droga entrará por algún lado?
No paran de hablar de frontera inteligente, de frontera segura, pero la realidad es otra. Es otra cuando los compañeros del Cuerpo Nacional de Policía expulsa a un ciudadano marroquí por estar indocumentado o por la comisión de un delito y a los dos días está de nuevo en Ceuta. Esto es lo que ocurre y los ciudadanos lo saben, no es ningún secreto, porque lo refieren hasta en los chats de los medios de comunicación.
Desde AEGC llevamos muchos años pidiendo un aumento de efectivos para la Compañía Fiscal y de Seguridad Ciudadana al objeto de ejercer un mejor control de la Aduana del Tarajal, Puerto y nuestras costas. Llevamos años exigiendo unas buenas instalaciones en la Aduana del Tarajal para que los compañeros puedan hacer controles antidrogas a los vehículos como se realizan en el Puerto, porque tan importante es abortar los pases de drogas a Algeciras como los pases de drogas a Ceuta. Llevamos años pidiendo guardias civiles para controlar unas carreteras donde dar un paseo es una experiencia peligrosa. Vuelcos y salidas de carreteras en una ciudad donde sobrepasar los setenta kilómetros por hora es una temeridad.
Son tiempos de elecciones y llegan a Ceuta representantes de partidos políticos prestos a darles la mano a guardias civiles y policías, pero ninguno se ha parado a preguntar a los representantes de los sindicatos policiales y de las asociaciones de guardias civiles qué mejoras de seguridad necesita nuestra ciudad. No les interesa saber las muchas deficiencias que tenemos, no necesitan saberlo porque vienen a otra cosa y eso es hasta perdonable. Pero no podemos entender que nadie se pregunte en esta ciudad lo que hoy venimos denunciando en AEGC.
Ceuta necesita una frontera segura, una Aduana del Tarajal con un lugar para inspeccionar los vehículos sospechosos; necesita unos bolardos para dar seguridad ante los intentos de asalto de los llamados kamikazes. Necesitamos guardias civiles para vigilar las costas y dar seguridad a los conductores en unas carreteras que algunos toman como circuitos de rally. Ceuta necesita más inversión en seguridad, menos visitas y más compromiso ciudadano para exigir estos cambios.
Nosotros hacemos lo que podemos, entre otras cosas, no nos callamos.
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