Las agresiones a profesionales de la Medicina alcanzaron en 2024 el máximo histórico de 847, lo que se tradujo en una cada diez horas, siendo en su mayor parte amenazas y coacciones ejercidas por pacientes con cita a doctoras en la Atención Primaria, ámbito en el que estos episodios suben hasta suponer casi la mitad del total. En el caso de Ceuta, las cifras se situaron por encima de la media nacional, incluso siendo las más altas.
La información corresponde a los datos obtenidos por el Observatorio Contra las Agresiones de la Organización Médica Colegial (OMC) que destaca que durante sus 15 años de andadura, ha contabilizado 8.108 agresiones, siendo esto el equivalente a todos los colegiados en Zaragoza o Asturias.
El informe con estas últimas cifras se presentó el pasado lunes en el marco del Día Europeo Contra las Agresiones a Médicos y Profesionales Sanitarios, que se celebra cada 12 de marzo.
Una de las observaciones hechas es que las agresiones que se denuncian son pocas, señalado por ejemplo que en 2024, solo el 43,5% de las ocurrencias terminó en denuncia.
"Posiblemente por que piensan que la denuncia no va a servir para nada": Esta es la observación que hace el presidente de la OMC, Tomás Cobo, insistiendo, sin embargo, en la necesidad de hacerlo “para lograr más condenas y frenar a los agresores reincidentes”.
Asimismo, Cobo ha apelado a iniciar cambios legislativos que contemplen no solo el lado punitivo, también un "cambio cultural" para recuperar "la educación básica que se ha perdido".
"Es realmente triste que hayamos explicado tan mal que cuando empezamos a los 18 años, nuestra vocación era ayudar a los demás. Parece que vivimos en una sociedad en la que el diálogo se ha deteriorado, el insulto reemplaza al argumento y el respeto se ha ido desplazando por la crispación constante", ha lamentado.
Las agresiones crecieron un 10%
El informe presentado por José María Rodríguez, secretario general de la OMC, indica que en el transcurso de 2024, las agresiones crecieron un 10% al pasar de las 769 a 847, lo que se traduce en cuatro más que en 2022, el año que hasta ahora permanecía como récord.
Otro dato significativo es que desde que empezaron a comunicarse, las agresiones se han disparado un 81%.
En lo que respecta a la tasa nacional de agresiones por cada 1.000 colegiados fue de 2,71; por encima se sitúan Ceuta, que presenta la cifra más alta (18,62), seguida de Extremadura (5,8); Melilla (5,65); Canarias (5,08) y Cataluña (5).
En el otro extremo, País Vasco (0,31), Navarra (0,62), Galicia (1,03) y Aragón (1,28).
Los centros de salud aglutinaron el 47,7% (cuatro puntos más) de los casos, aunque en sus urgencias descendieron levemente al 8,2%; mientras, en los hospitales bajaron hasta el 17,9 %, y en las urgencias de estos centros se dieron el 9,5%.
Aunque la inmensa mayoría (83%) se perpetraron en la sanidad pública, en la privada aumentaron cinco puntos hasta el 17%. El 95,1% se produjeron en horario y entorno laboral.
El 62,4% fueron dirigidas contra una mujer, lo que consolida el perfil femenino de la última década, ya que anteriormente la mayoría iban dirigidas contra hombres.
Por edades, el grupo mayoritario fue el de colegiados entre los 36 y 45 años (29,9%), por delante del de 46 a 65 (25,1%).
¿Cuál es el perfil del agresor?
En el informe presentado el pasado lunes, también se ofrece información sobre el perfil del agresor que, según la investigación que dio pie al documento, “sigue siendo el de un paciente con cita programada (46,5%), seguido de los no programados (32%), acompañantes (19,8%) y desplazados (1,7%). Algo más de la mitad tienen entre 40 y 60 años y un tercio menos de 40”.
Las causas asistenciales suponen 8 de cada 10 agresiones, y el detonante principal vuelve a ser la discrepancia con la atención médica recibida, que desciende ligeramente al 50,9%. También son motivo las diferencias personales (17,3%), los informes no acordes a las pretensiones y asuntos relacionados con la incapacidad temporal, (ambos con un 11,6%), y el no recetar lo que quiere el paciente (8,6%).
Igualmente, hay causas estructurales no relacionadas con atención médica o cuestiones asistenciales, que siguen aumentando; la mayoritaria es el tiempo en ser atendido (65,9%), seguida de un mal funcionamiento del sistema (34,1%).
Otro dato de interés aportado por el informe es que “el 48% de las agresiones fueron amenazas y coacciones, mayoritariamente a mujeres (65%). Mientras, el 11 % acabaron en lesiones físicas, de las que las mujeres fueron nuevamente las principales víctimas (71% frente al 29 % de los hombres).
En el caso opuesto, el acoso, que subió un punto (del 1% al 2%), se invirtió respecto a 2023 y lo sufrieron mayoritariamente hombres (65 %). El 14% de todas las agresiones acabó en baja laboral.
Yo veo que lo mejor sería poner cámaras ya que en barrios casos no se averigua que a pasado y el paciente acaba siendo víctima de un sistema médico nefasto ,no quieren trabajar y les es más cómodo yamar a seguridad ,el cual te avisa de que va a ser testigo aunque lo que diga la enfermera sea mentira
Y la falta de educación y no estar civilizados, el 100 por 100.