La visión catastrofista y cerrada que algunos plantean asiduamente en torno a Ceuta, queriendo incluso encerrarla en un incomprensible aislamiento, choca con la pura realidad de las bonanzas que ha tenido esta ciudad gracias a los programas europeos adecuadamente desarrollados.
El trabajo que en este tiempo se ha llevado a cabo desde Procesa ha sido clave para conseguir que a Ceuta llegue un gran potencial inversor, atendiéndose las necesidades en campos con futuro como el de las nuevas tecnologías y recibiéndose partidas económicas relevantes para la puesta en marcha de proyectos.
El futuro de Ceuta no está en el absurdo ejercicio de mirarse al ombligo que los alocados de turno promulgan, sino en la confianza puesta no ya solo en las acciones estatales sino, también, en el paraguas que ofrece Europa. A través de distintos fondos, Ceuta recibirá importantes partidas para la puesta en marcha de programas para la ayuda a la inversión empresarial, desarrollo de programas del ámbito digital amén de planes enmarcados en la consecución del objetivo de una Europa más verde.
El trabajo hecho antes, la perseverancia en las labores encaminadas a disponer del apoyo europeo, tiene ahora sus beneficios con actuaciones que van a verse este 2023 como la restauración de monte, la generación de empresas, la mayor atención a la salud o la construcción del tan esperado carril-bici.